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De memorias, amores y distancia

Mañana y el sábado por la noche se presentará el destacado cantautor madrileño Ismael Serrano en el Español de Neuquén. "La música sirve para acortar distancia", le dijo a "Río Negro".

Serrano llega a Neuquén luego de tocar el miércoles 18 en el Auditorio del Colegio María Auxiliadora de Trelew, acompañado por Fredi Marugán en guitarras y dirección musical, las percusiones de Javier Bergia, Jacob Sureda en teclados, vientos y pianos, el baterista Mario Carrión, José Vera en bajo y el técnico de sonido Roberto Visús.

"Estamos viviendo unos días duros, de vuelos, madrugones y demás, porque nos encontramos haciendo un recorrido muy intenso por buena parte de vuestro interior, yendo a sitios que quedaron pendientes en la última gira de abril", cuando llenó el Teatro Opera de Buenos Aires durante cuatro días consecutivos.

El cantautor madrileño y su banda entraron por Montevideo, Uruguay, luego saltaron el charco para presentarse en Mar del Plata, Rosario, "el lunes pasado tocamos en Mendoza y debimos tomar un avión hacia Buenos Aires y otro de allí a Trelew, de donde fuimos en camioneta hasta Comodoro y nuevamente a Aeroparque para volar a Neuquén. Así de agitado es todo", define Ismael con la voz algo fatigada.

A las fechas de mañana y pasado en el Teatro Español, le siguen el Teatro Don Bosco de Bahía Blanca, el 22; la Plaza de San Lorenzo en Segovia, España, el 27; el Polideportivo Francisco Laporta de Alcoy, Alicante, el 12 de julio; el Teatro Nacional de Santo Domingo, República Dominicana, el 22 de ese mismo mes; y el Castillo Fortaleza de Moratalla, Murcia, el 16 de agosto, en pleno verano español. Un mes atrás, la cosa no era nada distinta, una gira de ciento sesenta días, con más de treinta conciertos, lo trajo a México, Perú, Chile, Uruguay y Argentina.

"Veo, percibo que argentinos y argentinas han recuperado parte de su autoestima, que yo encontré pues bastante por los suelos a finales del 2001, cuando compuse la canción de Buenos Aires (tema 7 de su último CD "La traición de Wendy"), que habla de una ciudad cabizbaja, una Argentina igual y con pocas ilusiones. Creo que en cierto modo, sobre todo a raíz de las últimas elecciones, se ha empezado a normalizar la vida democrática, el funcionamiento del país y se ha llegado a una estabilidad que les ha permitido recuperar la autoestima y las ganas de futuro, en general."

- ¿Cómo reaccionan tu cuerpo, tus cuerdas vocales particularmente, en este extenso recorrido que empezó en abril por Latinoamérica y finalizará en agosto, en España?

- La verdad es que resulta cansado, pero son muchas las satisfacciones. Los conciertos están resultando intensos, porque la reacción, la respuesta de la gente es magnífica. Aunque, como te decía, se ha ganado en ilusión y demás, en cierto modo da la sensación que Argentina sigue siendo como una herida abierta y hay unas ganas de vivir, de cantar con intensidad. Así lo he notado en los últimos conciertos. El cansancio, al final, se ve recompensado con la actitud del público. Vamos, hasta ahora, así ha sido. Todos, ustedes aquí y nosotros desde fuera, sabemos quienes han sido los responsables de la crisis que se vive. Me da la sensación que Argentina estuvo viviendo un espejismo durante bastante tiempo, del que son responsables miembros de una clase política bastante jodida, repugnante a mi modo de ver. La paridad peso-dólar era parte de la fantasía, esa forma de tirar el dinero, de despilfarrarlo, de vivir a espaldas al resto de Latinoamérica

- Ahora vislumbranos un cambio

Ahora, en cierto modo, se ha despertado de la fantasía y se está viviendo más cerca de la realidad, es el momento de hacerlo, de tomar las riendas de la situación en que han quedado las cosas. Desde mi humilde punto de vista –hablo quizás más de lo que debo porque soy un espectador- algo que evidencia el que los argentinos han sabido hacerlo, es que tras la crisis de fines del 2001, la gente supo asumir la responsabilidad que le tocaba y se dio cuenta de que no podía delegar sólo en los políticos para buscar la solución a sus problemas. Y tomó la iniciativa, no solamente a través de las caceroladas, sino con movimientos como las asociaciones vecinales las fábricas recuperadas, los que han tratado de recomponer su delicada situación con esperanzas y haciéndose oír como es debido.

Una de las cosas más bonitas que me ha dado la música son los viajes que he hecho. A pesar que uno siempre está de paso y se siente a veces un fugitivo, está en un lado un día y al siguiente tiene que marcharse, siempre queda un pozo y uno trata de ser permeable para empaparse en la realidad que está inmerso. Bueno, lo que trato de definirte, es lo que he sentido de las personas con las que me he cruzado, de todas las cartas que recibo del público, de ese diálogo que es la música. No sólo le decimos cosas a la gente, ella nos las dice a nosotros sobre y fuera del escenario. También me ayuda el contacto con los amigos que hemos hecho a lo largo de seis años de viajes por todo vuestro inmenso país.

Ismael Serrano Morón (Vallekas, Madrid, 9-3-74), militante de la canción de autor, también está estrechamente ligado a movimientos solidarios, a actos contra el racismo y la xenofobia, a causas como las de Madres de la Plaza de Mayo y los zapatistas de México que aparecen reflejadas en canciones como "México insurgente", de su primer álbum, "A las madres de mayo" o "Vine del norte", pertenecientes a la segunda placa "La memoria de los peces".

"Yo le canto a todo lo que me emociona, no dirijo el discurso, sino que las canciones son resultado de las emociones que me produce vivir lo que vivo. Para mí la música fundamentalmente tiene un valor terapéutico. Es un bálsamo para curar ciertas heridas, una forma de recordar las cosas importantes, un modo de enfrentarte a los miedos. Una manera de acortar también distancias", dice antes de actuar en la región.

Eduardo Rouillet

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