El misterio del fantasma vive en Cipolletti

El fin de semana se presentó en esa ciudad "El fantasma de la ópera"

Una sobresaliente puesta en escena lograda por el trabajo conjunto de tres grupos locales.

CIPOLLETTI (AC).- Una inquietante oscuridad se apodera del lugar. De pronto una intensa luz blanca enfoca casi con brutalidad un rostro blanquísimo. La voz lúgubre introduce al público en una época siniestra y misteriosa. El presentador habla de la historia de un "horripilante espectro", al que hacia fines del siglo XIX lo desbordó la locura y el cólera, locura que transformó en tragedia.

Los pulsos y las sensaciones se aceleran, el ambiente pierde uniformidad y el suspenso reina en cada uno de los rincones. Un gigantesco telón color sangre deja al descubierto la figura de un subastador (interpretado por Horacio Valdez), quien revolea un martillo ofertando antiguas piezas que vieron alguna vez la "escalofriante imagen". Un enorme candelabro de dos metros de diámetro cae ante la atónita mirada de los espectadores, y la historia se tiñe de realidad. Como de la nada surge, y vuelve, a desaparecer la espeluznante máscara blanca.

Anoche en el centro Cultural de esta ciudad se puso en escena por primera vez en el país "El fantasma de la opera", un espectáculo teatral, coral y de ballet que presentaron en forma conjunta los grupos locales Teatro In Vitro, Coral Armonium Cipolletti y Ballet Studio.

Se trata de una atrayente y exigente adaptación realizada por Leonardo Razú (el hombre que la vio en Broadway y quedó impactado) de la novela original del escritor francés Gastón Leorux, publicada en 1911, y que el reconocido músico y productor inglés Andrew Lloyd Webber estrenó hace 17 años nada menos que en el teatro londinense Her Majesty'. La mítica historia del fantasma cuenta sobre "ciertos hechos verídicos" ocurridos en el Teatro de la Opera de París allá por 1881. Las primeras líneas de la narrativa de Leorux hablan de un brutal accidente del que fue víctima Erick, un violinista del teatro, que viendo desfigurado su rostro se recluye en las sombras del sótano por el resto de su vida.

Así se transforma en ese "espectro" (Eduardo Fernández) que durante oscuras noches acosa a los miembros de la compañía teatral. Abrumado por el amor, su única meta es lograr que la bella bailarina Christine (Luciana Grosvald) sea la figura máxima de la opera "Angela". La historia se torna sumamente atrapante. Todos saben de la existencia del fantasma. Le temen, pero se resisten a creer. Sólo la coreógrafa Madame Giry (Gabriela Alonso) alerta sobre la tragedia que se desencadenará si los pedidos del fantasma no son escuchados.

Claro, la creen "loca", apenas una desquiciada. Los empresarios (Horacio Valdez, Julio Valdez y Carlos Imenzon) se ríen de ella, de esa mujer que asegura recibir en mano los designios del fantasma. En el medio la engreída e influyente Carlotta Giudicelli (Ana Santarelli), una ricachona de esa época que no permitirá por nada del mundo que la inocente Christine se transforme en la soprano del espectáculo.

Con una perfecta puesta en escena, actuaciones destacadas y una escenografía vestuarios impactantes, el musical se introduce en un mundo escalofriante y oscuro, mientras los arreglos sonoros y de efectos atrapan al público hasta el final.

Cuadros de danza clásica, el teatro dentro del teatro (el ensayo de "Angela"), la capa negra que corre por los pasillos, bellas canciones del grupo coral. Clímax, sensaciones que bullen, gritos que cortan como una daga inquietantes silencios, entretenidos diálogos (algunos despiertan carcajadas), más de 40 personas en escena.

La noche del sábado (el viernes hubo avant premier) el musical que contó con la dirección de Razú, Melania Lisiuk y Norma Pinotti fue todo un éxito. La sala colmada desprendió una calurosa y sentida ovación para estos 40 artistas que además de cantar, actuar y bailar, llevaron a cabo los trabajos de montaje, producción, diseño y construcción de escenografía, vestuario y maquillaje. El musical, inédito en la vida teatral del país, se presentará dos sábados más en el centro Cultura local y luego se pondrá nuevamente en escena en octubre, para los festejos por los 100 años de Cipolletti.

Sebastián Busader