"Historias mínimas", la mejor en Portugal

La película de Carlos Sorín obtuvo el premio a la mejor película en el Festival de Troia

"Historias mínimas", vidas en la Patagonia.

BUENOS AIRES (Télam).- La película "Historias mínimas", del argentino Carlos Sorín, sumó un nuevo galardón a la lista de premios que obtuvo en su recorrido internacional, al ganar ahora el premio a la mejor película en el Festival de Troia, "Festroia", el más importante de los que se realizan en Portugal.

La tercera película en la carrera de Sorín ya había ganado en 2002 el premio especial del jurado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, en España, y sumó luego otros galardones en Suiza, Montevideo, La Habana y Colombia, entre otros festivales del mundo.

Tras pasar 12 años "recluido" en la publicidad, Sorín regresó el año pasado cine con esta emotiva película que rescata aspectos esenciales de la condición humana, mediante las vivencias de tres personajes que viajan a través de la Patagonia para encontrar una situación mejor para sus vidas.

Sorín se hizo célebre en el país y en el mundo en 1986 al ganar el León de Oro en el Festival de Venecia con "La película del Rey", que aborda el rodaje de un filme sobre las utopías de un hombre que creía ser rey de la Patagonia, pero años después se alejó del cine tras fracasar con "Eterna sonrisa de New Jersey", protagonizada por el británico Daniel Day Lewis.

"Historias mínimas" acompaña a tres personajes -una mujer, un anciano y un comerciante- en sus viajes desde un pequeño pueblito perdido en los desiertos patagónicos hasta Puerto San Julián, en Santa Cruz. "Road movie" dramática con aires de comedia, atmósfera optimista y cierta cuota de amargura, "Historias mínimas" está protagonizada por gente común y corriente, debutantes en la actuación que Sorín encontró mediante un gigantesco casting por todo el país y que otorgan a la película un plus de realismo que quizás no hubiese tenido con actores profesionales.

El único actor profesional de la película es Javier Lombardo, quien interpreta a un histriónico viajante de comercio que recorre cientos de kilómetros hasta Puerto San Julián, llevando una enorme torta de cumpleaños para un niño que no conoce pero es hijo de la mujer que desea.