Jueves 12 de junio de 2003

Los universos imaginarios del cine argentino

"Hoteles" es la ópera prima del director argentino Aldo Paparella. Su obra, que invita a recorrer cinco mundos imaginarios, pretende eludir "una tendencia acentuada hacia el realismo".

 

12_f1_p60_smp
"Hoteles" narra historias inquietantes que transcurren en las ciudades de Shangai, Asunción, Nueva York, Buenos Aires y Chernobyl

BUENOS AIRES (Télam).- El director argentino Aldo Paparella invita a recorrer en "Hoteles", su opera prima de factura experimental, que formó parte del último festival internacional de cine independiente porteño, cinco mundos imaginarios poblados de misterio, sexo y belleza, donde el cine se combina con la fotografía para eludir -según dijo- "una tendencia cada vez acentuada hacia el realismo".

Escrita, producida y dirigida por Paparella, quien además se ocupó de parte de la dirección de arte del filme, "Hoteles" -que comenzará un recorrido por festivales internacionales antes de su estreno previsto para los últimos meses del año- narra historias inquietantes que transcurren en las ciudades de Shangai, Asunción, Nueva York, Buenos Aires y Chernobyl.

"La película explora mundos irreales que ella misma crea en los cinco episodios en que se divide. Es una obra donde la línea narrativa no es tan importante como la connotación que poseen las imágenes y los sonidos", afirmó el cineasta, quien se aferra a "la posibilidad que tiene el cine de inventar universos imaginarios" .

Exquisita en su tratamiento fotográfico, dueña de una extraña fascinación por los objetos y plagada de referencias iconográficas a la historia del arte, "Hoteles" aborda las relaciones de cinco parejas que tienen al sexo -a veces explícito y en la mayoría de los casos mostrado como un juego de sometimiento y sumisión- como eje central de sus vivencias.

Fotógrafo además de cineasta, Paparella es autor del cortometraje "La vida de metal" y del mediometraje "Los sabuesos de Sófocles", fue responsable de la Cinemateca del Museo del Cine de Buenos Aires y coeditor de la revista Filme, es docente y desde 1989 dirige el Centro de Investigación y Experimentación en Video y Cine (Cievyc).

De clara vocación experimental, más cerca de la metáfora, el relato libre y las artes plásticas que de la narración que sigue los cánones de la novela clásica, el director propone un cine argentino que deje al realismo social de lado y que recorra espacios abstractos, tal como ocurre en filmes como "Picado fino", de Esteban Sapir, "El nadador inmóvil", de Fernán Rudnick, o "Extraño", de Santiago Loza.

En ese sentido, Paparella considera que "La ciénaga", de la salteña Lucrecia Martel, es "un punto de transición entre un cine realista de temática social -que para él es una moda que corre el peligro de convertirse en un clisé- y un cine más libre, en el que entran en juego la intimidad del autor, la poesía, la metáfora y lo imaginario".

"El cine argentino está condenado en el exterior a mostrarnos en nuestras debilidades y defectos. En los festivales esperan que sigamos encarrilados en ese perfil realista. Y para mí eso es una especie de miopía de los seleccionadores y de lo que esperan de nuestras películas", aseguró el realizador. Y agregó: "Lo que me interesa del cine es generar espacios distintos a la realidad. También me interesa jugar con una posibilidad transgenérica en una misma historia, es decir mezclar elementos de distintos géneros que al no estar subrayados ayudan a pensar en otros mundos".

Paparella explora en los cinco segmentos de "Hoteles" diferentes estéticas y algunas constantes del género fantástico, el suspenso, el cine porno y el terror, y en el episodio "Nueva York" -el único que filmó en la ciudad que le da su nombre- construye una historia usando únicamente un puñado de fotografías, en un trabajo que recuerda al que el francés Chris Marker hizo en su célebre "La Jetée".

"En ese episodio, donde se narra el encuentro de una pareja en un cuarto de un hotel neoyorquino, el tiempo detenido deja de ser una idea para transformarse en una sensación. Mi objetivo era que el espectador percibiera sensorialmente lo que podría pasar si el tiempo se detuviera", explicó Paparella, quien trabajó con actores no profesionales.

"La película juega con citas y alusiones a los múltiples sentidos que tiene una imagen", señaló el director, y añadió: "Es una película que funciona como un espejo y permite que el espectador pueda proyectar sobre esa superficie sus propias imágenes mentales".

Para el cineasta, se trata de "una película muy personal, pero que está pensada para el espectador. Lo respeta mucho y considera que es una persona inteligente y sensible, porque justamente necesita su colaboración, su atención y su compromiso. La mirada de la gente y su entendimiento es lo que completa a la película y ayuda a decodificarla", explicó.

Copyright Río Negro Online - All rights reserved
Tapa || Economía | Políticas | Regionales | Sociedad | Deportes | Cultura || Todos los títulos | Breves ||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio
Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación