Miércoles 7 de mayo de 2003

 

Todos quieren administrar el milagro

 

Rebelión entre los monjes del padre Pío en Italia.

  Hace tan sólo un año, la alegría de los monjes en el principal lugar de peregrinación de Italia, San Giovanni Rotondo, no tenía límites: el padre Pío da Pietrelcina, el fundador de su monasterio en la sureña región de Apulia, fallecido en 1969, fue canonizado por el papa Juan Pablo II. Pero esta alegría ha sido barrida ahora de un plumazo.
Y la ira de los capuchinos se dirige precisamente al Vaticano. De la noche a la mañana, la jefatura de la Iglesia católica en Roma ha entregado el control del santuario al obispo local, y con ello también mucho dinero: los millones de peregrinos contribuyen año tras año a que las arcas del monasterio capuchino estén llenas.
"Levantamiento de los monjes del Padre Pío", tituló el "Corriere della Sera". El diario "Repubblica" habló incluso de una "rebelión".
Una situación inaudita en la ultracatólica Italia. Los monjes se pueden permitir manifestar tan abiertamente su indignación porque están seguros del apoyo de millones de católicos italianos, ya que el Padre Pío está considerado desde hace décadas como un santo nacional.
San Giovanni Rotondo supera en visitantes incluso a los santuarios marianos de Lourdes y Fátima. Se estima en 7,5 millones el número de peregrinos que acuden cada año a ver al "Padre Pío".
Los medios italianos calculan que esto supone unos ingresos anuales de unos 500 millones de euros (567 millones de dólares). Sobre todo los hoteles y las tiendas de souvenirs hacen grandes negocios con el culto al santo. Existe incluso una cadena de radio y de televisión con el nombre de Padre Pío, y hasta hay juegos de mesa que portan el nombre del santo italiano.
Además, el monasterio recibe con regularidad grandes donativos de los creyentes. Precisamente con este dinero se está financiando la actual construcción de la nueva basílica, diseñada por el arquitecto de internacional renombre Renzo Piano. El edificio tendrá cabida para 10.000 personas. Hasta se estaba pensando en construir un aeropuerto.
El Padre Pío, nacido en 1887, fue considerado santo en vida. Se dice que desde joven tuvo los estigmas sagrados en manos y pies, algo que para muchos católicas es una señal inequívoca de santidad. El Padre Pío se instaló en San Giovanni Rotondo, a donde incontables personas acudieron para pedirle consejo y ayuda, así como milagros, de los que se dice hizo muchos.
A la par, acumuló enormes cantidades de dinero que destinó sobre todo a la construcción del monasterio y para un hospital. El complejo médico denominado "Casa para el alivio del dolor" está considerado una de las mejores clínicas de Italia.
Pero el aparentemente inagotable flujo de dinero, al que las malas lenguas califican como el "mayor milagro del Padre Pío", también ha despertado la codicia de negociantes poco serios. Al menos en un caso, los crédulos monjes cayeron en manos de un estafador.
El miedo a una malversación del "tesoro del monasterio" es uno de los motivos que se atribuyen a la espectacular decisión del Vaticano de retirarles a los monjes el control del dinero.
Estos se esfuerzan ahora por mantener un diálogo con Roma. "Sólo queremos que se nos escuche", dice su portavoz, Luciano Lotti. Durante la visita, en la tarde del lunes, al obispo Domenico D'Ambrosio, el desde ya responsable del santuario, predominaron los aplausos sobre los abucheos de los decepcionados seguidores del Padre Pío. (dpa)
   
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