Domingo 4 de mayo de 2003

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Cuando la víctima se siente victimario

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Los bancos no saben cómo detener la circulación de monedas falsas en la región

 

Sin herramientas técnicas, dependen de la astucia de los cajeros para detectarlas.Las de 0,50 y 1 peso son las más imitadas y creen que el 5% del circulante es trucho.

 
En Roca aparecen a diario copias de monedas de un peso y ante la falta de defensas del Estado los vecinos apelan a métodos de control caseros, como el imán.
ROCA (AR).- La imitación de monedas y billetes se eleva y muestra cada vez más profesionalismo en la región. Supermercados, kioscos, colectivos y bancos, reciben a diario importantes sumas de dinero falsificado y lo asombroso es que los bancos no tienen un mecanismo de detección más complejo que la astucia de los cajeros para reconocer copias ilegales.
Conociendo la realidad en las entidades financieras huelgan las palabras para referirse a la posibilidad de defenderse que tienen los vecinos comunes ante el avance de los falsificadores.
Juan Luis Rejep, gerente del Banco Nación en Roca, explicó que "para los billetes existe una máquina de luz ultravioleta que determina su calidad, pero para las monedas metálicas no hay otro método que no sea el manual".
La conclusión es tan clara como pesimista: determinar la legitimidad del dinero sólo es posible cuando los ejemplares llegan al Banco Central. Y saber que son falsas 5 de cada 1.000 monedas metálicas que recepciona la entidad madre del sistema financiero alcanza para determinar qué tan grande es la red creada por los ilegales en el país y a cuántos miles afecta antes de que sean secuestradas para impedir su circulación.
La mayor cantidad de monedas falsificadas que hay en circulación son las de 1 peso y 50 centavos. Sobre las primeras no hay datos específicos, y el cálculo sobre el 5 por mil de monedas falsas con la Casa de Tucumán que recibe el Banco Central corresponde a fines de 2001. A pesar de que se anunció un plan de emisión para renovar el circulante y eliminar las falsas, la sensación en Río Negro y Neuquén es que el negocio de los ilegales se ha multiplicado.
Para colmo se calcula que por cada moneda no oficial que llega al Banco Central, hay 10 copias "truchas" en la calle.
En síntesis, el 5 por ciento de las monedas de 50 centavos que circulan en el país fueron elaboradas en la clandestinidad.
Frente al crecimiento incontrolable de esta actividad y la precariedad en los controles bancarios, son los ciudadanos quienes deciden poner freno al perjuicio con métodos "made in casa".
Cajeras de supermercados, bancos, cobradores de empresas y pequeños comerciantes, han implementado desde hace un tiempo un rudimentario -pero efectivo- mecanismo que los ayuda a no ser blanco del engaño. Todos, sin excepción tienen en su poder un trozo de metal imantado.
El "detector" sólo funciona con las monedas de un peso, pero "algo es algo" dicen los que yo lo tienen incorporado. Según se pudo comprobar las que fueron falsificadas se adhieren al imán, mientras que las que son legítimas no.
En las de un peso la diferencia está en la composición de los metales, lo que hace más livianas unas de otras.
Por este motivo pasan de largo en las máquinas expendedoras, tanto de boletos de colectivo, como de bebidas, o teléfonos públicos, generando más de una vez un momento acalorado para el desafortunado que la recibió sin darse cuenta.
También fuera de los sistemas caseros existen datos o herramientas "técnicas" a conocer para entrenar la memoria y comprobar a simple vista o al tacto la legitimidad del dinero (ver infograma).
"Río Negro" consultó a empleados bancarios que habitualmente lidian con el accionar de los ilegales y varios aseguraron que en muchos casos las imitaciones se acercan tanto a la perfección que es imposible reconocerlas. El único antídoto es el tiempo, porque las monedas falsas comienzan a desgastarse y la evidencia de su origen fuera de la Casa de la Moneda es clara.
El Banco Central es el ente autárquico del Estado que debe preservar el valor de la moneda y, por intermedio de sus entidades financieras y cambiarias, deberá mantener estable el sistema. En una circular, con fecha junio de 2001, se especifican los pasos a seguir en caso de que a una entidad financiera llegue dinero presumiblemente falso, se realiza desde el labrado de un acta, hasta las pericias para determinar la procedencia del mismo (ver aparte).
En este sentido, un comerciante roquense relató que a principios de abril de este año, y dentro de una bolsita con 100 monedas de un peso que había preparado para llevar al banco, 12 eran falsas.
El caso es un ejemplo de la situación vivida por decenas de vecinos de la región que llegaron a la caja de un banco con dinero "dudoso". Comprobada la falsedad, el billete o moneda se retiene, y a quien lo posea se le realiza una pericia, con interminables preguntas sobre el lugar en que lo recibió, quién se lo dio, etc.
Obviamente la entidad no repone el monto retenido y el proceso burocrático termina con la víctima en el papel de victimario.

   
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