Martes 27 de mayo de 2003 | |||
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Los "countries" se multiplican en la cordillera | ||
El fenómeno inmobiliario va en aumento y parece no tener techo. Buena parte de sus compradores huye de la inseguridad ciudadana. Bariloche, La Angostura y San Martín de los Andes, elegidos. |
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Cabañas de alquiler turístico. Un visitante se aloja circunstancialmente allí, y busca con denuedo una vivienda para radicarse en San Martín. No la consigue. Un operador le pregunta si estaría dispuesto a comprar la misma cabaña que usa de base de operaciones. Responde que sí. Se hace la gestión con el propietario, que en verdad no tiene ningún interés en vender. Pero frente a la insistencia, le pide al comprador 25.000 dólares por encima de la valuación de mercado, acaso para desalentarlo. El comprador acepta con esta frase como cierre del trato: "más me sacó Cavallo...". Las historias, recogidas entre operadores inmobiliarios reflejan el fenómeno que se vive en la cordillerana -esta ciudad, Bariloche y La Angostura-, y que sin embargo pasa inadvertido para la mayoría. Se trata de una creciente demanda de tierras para construcción de calidad, con compradores de alto poder adquisitivo. Por lo común se inclinan por sitios alejados del casco céntrico -donde casi no quedan terrenos disponibles-, o uubanizaciones cerradas. Desde los cuatro vientos que envuelven al valle del Lácar se desarrollan las llamadas urbanizaciones cerradas, countries o clubes de campo. El Pegual, El Casco, Miralejos, Rincón Radales, Chapelco Golf and Resort, son algunos de los que comenzaron a cobrar forma en los últimos tres o cuatro años, para agregarse a los más antiguos como Tierra de Sol y Las Pendientes. Muchos de estos desarrollos urbanísticos se corresponden con estancias que subdividen apenas una porción de sus extensiones, o con grandes propiedades familiares de antiguos pobladores, que se transforman en loteos multiplicando varias veces el valor de la tierra. Todos, con los matices propios de ubicación, diseño y estado de desarrollo, reúnen varias de estas condiciones: entornos naturales fantásticos; bosques; cruces de arroyos; cascadas; vistas espectaculares; servicios básicos; calles interiores que se apartan del tradicional damero para respetar la irregularidad del terreno; espacios de despeje con plazas o sitios ornamentales; club house; áreas comunes deportivas o recreativas. Los terrenos varían según cada caso, pero por lo común van de los 1.500 a los 3.000 metros cuadrados, con valores de entre 15 y 30 dólares por metro cuadrado. En algunos casos se trata de sistemas de fideicomiso, y en otros de compras y ventas directas, por las que cada uno es propietario sin asociarse con el resto de los vecinos. Los compradores son, por lo general, personas que gozan de renta respetable, o cuentan con ingresos fijos desprovistos de apremios. Se trata de profesionales, directivos de empresas o empresarios, que están hartos de la inseguridad de las grandes ciudades. Muchos de los que dan el perfil vienen precedidos de varios asaltos, cuando no de secuestros o intentos de rapto. Compran, se afincan con sus familias, y mantienen sus negocios en Buenos Aires, Córdoba, Rosario... Viajan con regularidad a esas ciudades, pero no les incomoda. Viven en la certeza cotidiana que ofrecen el acceso al bosque y a las alturas de un peñón desde donde se domina la Vega sanmartinense en su plenitud. A un lado de la casa, los chicos juegan sin cuidado. En el camino no hay semáforos que pasar de largo por temor al atraco. Algunos ya ni siquiera necesitan viajar con frecuencia para mantener negocios o actividades. Usan Internet. Los datos puntualizados hasta aquí surgen de la información que maneja la Cámara Inmobiliaria de San Martín de los Andes, a través de su presidente, José María Terrone. Poco más o menos, los operadores coinciden sobre el perfil de clientes, dice Terrone. Como se apuntó, la seguridad es, acaso, el principal valor agregado a la belleza natural y la tranquilidad de estos lares. El pionero en este boom patagónica -que ya es una tendencia- fue el country Cumelén, en La Angostura. Con sus cincuenta años de historia, figura entre los más antiguos del país. Y uno de los últimos es el club de campo El Pegual, en San Martín. En la actualidad, estos emprendimientos cerrados, con propuestas de diseño modernas y atractivas, son quince. También es para remarcar que este tipo de urbanizaciones despiertan un fuerte interés en el extranjero. Según han dicho a la prensa los desarrolladores de Arelauquen, un 15% de los compradores son extranjeros. De ahí que muchos agentes inmobiliarios tengan representantes de venta en Europa, especialmente España, Francia e Inglaterra. "Es una oportunidad que muchos no se quieren perder", agregaron quienes están en este negocio. ¿La ciudad está preparada? Una moda que llegó para instalarse |
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