Martes 20 de mayo de 2003

Ex condenado por vejámenes es rector de la Academia Policial

Es el comisario Cajarabilla, echado en 1983 y reincorporado por Sobisch

 

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Erdozain. Pide sin éxito un perdón.

El comisario inspector Juan Carlos Cajarabilla, hoy rector de la Academia Policial (antes llamada Escuela de Cadetes), fue destituido y expulsado de la repartición en agosto de 1983, después de haber sido condenado en sede penal a un año y medio de prisión en suspenso y tres de inhabilitación. Se le imputaron los delitos de vejámenes y apremios ilegales en concurso con el de lesiones, cometidos en perjuicio de cuatro detenidos.

"Río Negro" conoció el hecho, al trascender el reclamo de un ex policía, que también fue condenado por un delito que considera menos grave, y que intentó pero no logró ser reincorporado, como lo fue el comisario.

La cesantía de Cajarabilla, entonces subcomisario, fue ordenada mediante el decreto 1889/83, firmado por el general Domingo Trimarco. Los hechos que motivaron la sentencia condenatoria se produjeron en mayo de 1976. Durante el mandato 1983-87 de Felipe Sapag, cuando todavía continuaba separado de la fuerza, el policía estuvo contratado por el Instituto de Seguridad Social del Neuquén.

La sentencia condenatoria fue dictada por el Tribunal Superior de Justicia en mayo de 1981. En el relato de los castigos y vejámenes recibidos los detenidos, todos jóvenes, dijeron que recibieron puñetazos, patadas y golpes con el "churro" (bastón) policial cuando se hallaban de pie y caídos en el piso. Describieron también que unos policías los tomaban del pelo y otros los golpeaban, y que cuando los introdujeron en el edificio de la guardia de Infantería debieron pasar entre una doble fila de efectivos que los golpeaban con las culatas de las armas y con los "churros". Según los testimonios de las víctimas, Cajarabilla intervino personalmente en esos apremios.

Uno de los detenidos dijo que había recibido golpes de corriente eléctrica y otro, de apellido Lu

cumán, declaró que Cajarabilla "le pasó un cigarrillo prendido por la cara a su compañero Correa, y que luego agarró una cachiporra, les hizo sacar los pantalones y luego pretendió introducírsela por el ano", a uno de los detenidos.

 

El perdón

 

En marzo de 1993 Jorge Sobisch firmó el decreto 624, que posibilitó el reintegro de Cajarabilla a la fuerza policial al otorgarle un "perdón administrativo". La medida fundamentó la revisión de la destitución en "la valoración que impone el interés público actual", y en el análisis de "los antecedentes del peticionante".

En el final del discurso que pronunció en el acto realizado en la escuela de policía con motivo del 46 aniversario de la creación de la fuerza, Sobisch elogió a un oficial que lo había tratado "muy bien y con mucho respeto" años atrás, cuando, por orden de un juez penal, se presentó en su domicilio a tomarle las huellas dactilares (habría sido por la causa TCI de la que fue sobreseído). Dijo que ese mismo policía es el que lo había recibido en su ingreso al edificio de la escuela. Era Cajarabilla.

 

¿Discriminado?

 

Un ex policía molesto por la presunta "discriminación" de la que habría sido víctima es Rodolfo Mario Erdozain, quien considera injusto que a Cajarabilla se lo haya reincorporado mientras que a él, condenado por un delito que juzga menos grave, se le niega ese beneficio.

Erdozain fue exonerado por decreto 758 de marzo de 1992 a raíz de haber sido sentenciado a cuatro años y medio de prisión e inhabilitación por el delito de falsedad ideológica, en una causa vinculada a la que se instruyó por el homicidio de Félix Martínez En fecha reciente pidió al gobernador Sobisch el "perdón administrativo", con el fin de que su exoneración se convierta en cesantía. Así podría recuperar el estado policial en la condición de retirado.

El ex comisario, quien ya elevó un pedido similar, sin éxito, al jefe de la repartición, comisario general Juan Carlos Lezcano, y al ministro de Gobierno, Oscar Gutiérrez, se considera discriminado porque otros policías condenados por delitos más graves, Cajarabilla entre ellos, han recibido un tratamiento más benévolo.

En las presentaciones mencionadas, Erdozain alude también a casos como los del cabo Raúl Albanese, a quien, después de ser exonerado a raíz de una condena por homicidio, se le otorgó el beneficio que a él le niegan. Otros casos que cita son los del comisario Juan Carlos Pino, autor de un hurto de ropa en una tienda que no fue exonerado sino cesanteado; y del suboficial Lindolfo Vázquez, exonerado en 1975 por un homicidio y que percibió haberes de retirado hasta su deceso, a mediados del año pasado.

Jorge Gadano

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