Lunes 19 de mayo de 2003

  Te pago, no te pago
 
  Un debate incipiente incomoda hoy al Concejo Deliberante de Roca.
¿Deben cobrar un sueldo quienes cumplen la función de legislar en la ciudad?
El cruce de opiniones se remonta a la audiencia pública. Esa tarde varios ediles se pusieron blancos al escuchar la propuesta de conformar un cuerpo ad honórem.
La idea es del partido Participación Vecinal y se completaría utilizando los fondos ahorrados -estimados en un 50 % del presupuesto del Concejo- en la ejecución de un proyecto de contención para chicos de la calle y la construcción de un piletón que evite más muertes en los canales de riego.
Ahora bien, centralicemos el análisis en un punto diferente al "sueldos sí o sueldos no" en el Deliberante como principio de solución para la reducción del gasto municipal.
Posicionemos el eje en el desarrollo institucional de la ciudad para el caso de que los ediles trabajen sin cobrar.
¿Quiénes integrarían las listas de candidatos a concejales?
Este país no está preparado para un cambio tan abrupto de mentalidad y, más allá de estar a favor o en contra, la realidad es una sola: la vocación de servicio puede hallarse en un mínimo porcentaje de ciudadanos.
En este contexto, muy pocos están en condiciones de relegar tiempo de su actividad privada, la que le permite satisfacer sus necesidades cotidianas, para legislar gratis.
De establecerse ese sistema los resultados pueden ser tres:
• Un Concejo integrado sólo por vecinos de clase alta, cuyo emprendimiento está marcha desde hace tiempo, con responsabilidades delegadas y con el suficiente tiempo libre para dedicarle horas a la función pública.
• Un Concejo con ediles que trabajan "de onda", sin asumir la total responsabilidad que conlleva el cargo y con la respuesta "qué querés que haga, si acá no me pagan un peso" siempre en la punta de la lengua.
• La tercera alternativa es una mixtura de los dos casos anteriores.
Cualquiera de las opciones representa altos riesgos para la vida ordenada de las instituciones públicas. Entre otras cosas, el primero podría carecer en poco tiempo de la representatividad necesaria para gobernar, los vicios del segundo anticiparían el fin de los mandatos y en el último el clima interno sería insalubre, con enormes diferencias entre unos y otros sobre la concepción del trabajo.
En síntesis, la ciudad perdería la posibilidad de tener en las bancas a los vecinos más preparados, sólo porque la función les hace perder plata que podrían ganar en el ámbito privado.
De hecho, algo de eso ya se advierte desde hace unos años a esta parte.
En consecuencia, tal vez la mejor opción a mano es seguir pagándoles un sueldo pero controlar más el ejercicio de su función.
Durante la audiencia pública se habló de la conformación de una comisión de seguimiento presupuestario y debería analizarse si no existe una figura similar para el Concejo.
Retrocediendo un poco, el otro punto de vista es la contribución al ahorro que significaría achicar el presupuesto del Deliberante.
Hay que recordar que la partida apenas representa el 2,93 % de las erogaciones anuales, por lo cual puede inferirse que el desmesurado gasto a corregir no pasa por ahí.
Claro que esta realidad no inmuniza al cuerpo legislativo de correcciones, por ejemplo que los empleados de los bloques ganen -en algunos casos- más que su superior, o que el presidente haya renunciado y se le siga pagando un alto sueldo a quien era su secretaria.
Así se presenta el panorama. No sirve irritarse y rechazar proyectos porque afectan intereses particulares como lo hicieron algunos concejales. Para sacar buenas conclusiones, nada mejor que defender posturas con ideas, en el marco de una discusión madura.
El debate está abierto.

Hugo Alonso
halonso@rionegro.com.ar

   
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