Domingo 18 de mayo de 2003

  Final de siesta
 
  Con el bochorno a cuestas de lo que podría ser el último estertor menemista, no queda más que esperar la presidencia de Néstor Kirchner. Pero el año electoral de sesgo propio continúa para la provincia y la mayoría de sus municipios.
En San Martín, la siesta de los partidos dejará de aburrir a casi todos, para acometer la carrera final por la torre del reloj, aún sin fecha de elecciones.
Jorge Cuevas, Raúl Miguel y Ramón Asmar siguen en ristre como precandidatos del MPN a la intendencia, pero conforman un coloquio amigable cuyo trasfondo sea, tal vez, asegurar gobernabilidad. Una preocupación muy de moda por estos días.
Es que por dinámica costumbrista, cuando una facción del partido provincial es gobierno suele hallar más resistencia entre la propia tropa que entre las filas adversarias. No es exclusividad del MPN. Maquiavelo ya escribió algo del asunto en "Del Arte de la Guerra".
Por un café, en los mentideros políticos se venden versiones sobre quién se bajará primero. Algunos observadores de pasillo insisten en que, cuando cuaje, serán las encuestas las que definan postulaciones. Pero hay un problema con ese razonamiento: las encuestas son caras. Quizá por eso se las dejan a Sobisch.
A propósito, un paso que podría despejar camino para esta tríada se dará el martes en Villa la Angostura, cuando los precandidatos se reúnan con el jefe del partido.
Mara Figueroa no desespera por la espera. La exfuncionaria del CPE no irá al mitin sobischista y sigue adelante conformando cuadros. La senadora Sapag no ha explicitado alineamientos, pero no pocos descuentan su simpatía por la docente jubilada.
Alfredo Aguirre Villagra es el quinto emepenista en discordia. El exsecretario de Gobierno de Sergio Schroh, que supo ganarse con ahínco la enemistad de medio gabinete municipal y todo el legislativo, está dispuesto a dar batalla en los barrios. Acaso también a seguir deslizando impresiones sobre el estado de cuenta de sus colegas precandidatos, como pincelada de campaña.
Los vientos soplan renovados en el peronismo. Jorge Carro es un kirchnerista de la primera hora, y hasta fue invitado al Hotel Panamericano. Pero algunos creen que no debe confiarse.
En las alturas de la dirigencia local parece haber recomposición después del trauma de la interna de febrero, pero entre las bases anidan animosidades por el alineamiento con Duhalde-Kirchner, ni bien el santacruceño fue candidato.
Los "descamisados" -admiten desde la conducción- han sido hasta aquí menemistas muy refractarios a Kirchner, aunque de seguro tendrán sus interrogantes con el expresidente dedicado al golf en la soledad de Anillaco.
¿Y qué de los radicales? Confusión y rumor de diáspora. No es de descartar que algunos terminen junto a Carro, con los vecinalistas o en el cobijo de Recrear.
El Frente Grande está en dilemas. Le seduce la idea de acompañar a Carro con lista propia de concejales, pero el portazo peronista al aumento de salarios a los municipales le cae como dolor de muelas. El ARI podría sumarse.
El flamante Partido Vecinal es otro que podría colar ediles en una alianza, con candidato ajeno a la intendencia. Pero en cualquier caso es una incógnita.
Unos dicen que es una fuerza considerable, que otros reducen a un negocio político, diseñado para unos pocos excluidos de los partidos tradicionales.
Por último, la gente de López Murphy es acaso la que más tiene por probar. El resultado de abril aquí (terceros, muy cerca de Kirchner y Menem) les alienta esperanzas, pero un comicio local es asunto distinto.
Es cuando pesan los aparatos.

Fernando Bravo
rionegro@smandes.com.ar

   
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