Lunes 12 de mayo de 2003 | ||
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La semana en Roca: Mentiras verdaderas | |
A medio camino entre la realidad y la ficción. En ese punto se mostró el gobierno roquense antes, durante y después de la audiencia pública que la semana pasada permitió opinar sobre el Presupuesto 2003 en el municipio. Ir desde lo general a lo particular permite observar en principio que algo está fuera de lugar en el escenario montado para cumplir con el artículo 71 de la Carta Orgánica. La lógica indica que el proyecto, el debate y las respuestas que surjan de las propuestas realizadas el lunes pasado giran sobre algo abstracto. Esto, porque la norma madre en la ciudad obliga a prorrogar el ejercicio anterior cuando el período comienza sin tener aprobado un nuevo presupuesto. Y eso ocurrió este año, o sea que se pone a discusión un plan que jamás será utilizado, a menos que se elija otro camino que no sea el de la legalidad. Ahora bien, la otra alternativa es que el Ejecutivo esté dirigiendo las finanzas de la comuna a partir del proyecto de Presupuesto 2003. Lo que parece imposible no lo sería tanto, tal como trascendió en la audiencia. No debe olvidarse que el ejercicio 2002 no contó ni siquiera con audiencia pública, por lo cual bueno sería que el Ejecutivo explique públicamente qué presupuesto rige en la comuna y en caso de no estar respetando las normas ensayar una justificación coherente, que de todas maneras no lo librará de estar desoyendo a la Carta Orgánica. Pero bueno, el proyecto de Presupuesto 2003 está, es palpable y sujeto de análisis, al menos para sacar conclusiones sobre la política de la administración Sarandría a la hora de distribuir el capital disponible. Y es allí, sobre esa realidad, donde aparece una mentirita por aquí, otra por allá, casi como las clásicas "piadosas", que no son consideradas destructivas por quien las emite. Dos ejemplos: el cálculo de cobrabilidad de tasas ubicado en un 65 % y dar por seguro que aumentará la coparticipación. ¿Se trata de garantías o meras expresiones de deseo? El abuso de maquillaje hace ver al municipio como a esas señoras mayores que en las fiestas lucen rostros perfectos pero el domingo a la mañana, con la cara lavada, asustan hasta al menos impresionable. Porque el magro 6 % de los recursos para obra pública hoy no mortifica, pero poco alienta a quienes se proyectan como dirigentes para la década que viene. ¿Qué ciudad deberán administrar? Seguramente una que pague por la ausencia de correctas inversiones en el pasado. Hablando de eso, no hay que olvidar que la mayor "inversión" presupuestada por el gobierno está centralizada en el rubro personal. Sueldos y cargas sociales se llevan el 50 % de los recursos (o el 57 % de los gastos, si se computa el superávit previsto) En la comuna hay 588 empleados, a los que deben sumarse funcionarios y los denominados "horas cátedra", que en su mayoría son profesores de actividades deportivas o recreativas. Los agentes de planta y contratados trabajan seis horas por día, de lunes a viernes. Los funcionarios, apenas unas horas más por la tarde. Entonces no hay mucho más para discutir. Si tantas veces funcionarios locales se llenaron la boca hablando del exitoso modelo de gestión empresarial que se imprimió al municipio desde 1999, esta vez hay que aclararles que la confección del presupuesto 2003 es lo menos parecido a la realidad del sector privado que puede verse en la ciudad. La distorsión entre lo que es y lo que debe ser está afectando a la imagen de un gobierno que transita su último año de gestión y quiere demostrar óptimos resultados financieros. Claro, busca el objetivo escuchando ese tema de Soda Stereo que dice "cuento verdades como mentiras, la culpa es de nadie". Y se olvida que Roca todavía no es tan grande. Al levantar la alfombra, acá se ve fácilmente lo escondido y se reconoce la escoba que actuó. Hugo Alonso |
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