Lunes 12 de mayo de 2003

  Prometen continuidad para el Plan Vida en Viedma y Bariloche
 

Se aplica en siete ciudades del país, entre ellas las dos rionegrinas en las que la pobreza golpea muy fuerte. La distribución de alimentos se realiza a través de entidades no gubernamentales integradas en una red nacional. Las demoras fueron por la atención que demanda Santa Fe.

 
La coordinadora nacional del plan, Adriana Quiroga, ratificó que las experiencias están funcionando muy bien.
VIEDMA (AV)- El plan nacional de ayuda alimentaria Vida, destinado a familias en situación de pobreza y que centraliza sus actividades en esta capital y en Bariloche, podría continuar durante la próxima gestión presidencial.
El desarrollo del programa en ambas ciudades es objeto de supervisión por estos días a cargo de la coordinadora nacional, Adriana Quiroga, una estrecha colaboradora de la primera dama, Hilda González de Duhalde.
"Estamos haciendo todo lo posible para que este programa continúe en la nueva gestión, tendrá presupuesto, y estamos sentando las bases para que siga", afirmó durante una entrevista concedida a "Río Negro".
Dijo no saber hasta cuando se extenderá pero aclaró que "tenemos muchas esperanzas" porque "se trata de siete experiencias piloto" que se están desarrollando en el país, que "son muy buenas".
Confirmó que la entrega de cajas alimentarias tendrá una continuidad mensual aunque advirtió que con el futuro cambio de gestión podría demorarse algunos días la llegada del beneficio. Despejó dudas sobre la cantidad de cajas que se enviaron a Bariloche al señalar que se demoró por la falta de camiones ante la gran demanda que impone la situación en Santa Fe.
En cuanto a eventuales sospechas de que llegaron a Río Negro paquetes de alimentos abiertos o quizá en mal estado, la funcionaria nacional se mostró sorprendida por el planteo dado que "no recibimos ninguna denuncia y me llama la atención".
Agregó que "todos los alimentos tienen el circuito oficial, a las partidas se les toma una muestra" por lo tanto "creo que sólo se trata de versiones para desestabilizar la política social actual".
Al preguntársele sobre qué parámetros se toman para ayudar a una familia, tomando en cuenta que entre los beneficiarios hay gente con ingresos medios, Quiroga señaló que resulta difícil tener el control exacto del dinero que hay en una vivienda, "no hay un criterio rígido". Admitió que "puede haber errores" aunque "están las organizaciones para ayudar a tomar las decisiones". Añadió que "si hubo algún error" puede haber correcciones porque "viene una etapa de pulido de la lista de los beneficiarios".
El programa, que cubre las necesidades de unas 15.000 personas entre ambas ciudades rionegrinas, está focalizado hacia hogares en los que hay registradas embarazadas, niños de hasta cinco años o personas de más de 60 años.
La distribución está en manos de organizaciones no gubernamentales, para lo cual se impulsó la construcción de una red social con el propósito de priorizar la atención de los aspectos nutricionales y de salud promoviendo ideas y proyectos, a partir de necesidades compartidas por la comunidad.
Nació durante la gestión de Duhalde en la gobernación bonaerense y cuando éste asumió como presidente interino lo trasladó a la Nación. Precisamente, Quiroga proviene de esa experiencia bonaerense.

"Se ve la necesidad"

El pastor del Templo Evangélico Misionero, Jaime Hadrecich, es uno de los intermediarios entre los beneficios que otorga el plan y los destinatarios. Su radio de acción llega a cinco barrios viedmenses, unas 1.400 personas. "A lo mejor, muchos viven en mi cuadra y no te das cuenta, pero uno ve las necesidades de la gente", afirmó.
Señaló como uno de los principales inconvenientes que tiene el programa que no cubre la franja media entre embarazadas, niños y mayores de 60 años. "Hay personas que no entran pero nos han dicho que pueden acceder a otros planes", apuntó.
Lo que queda como duda es ciertamente si la gente que necesita consigue la cobertura necesaria o bien queda afuera por fallas en los sistemas de ayuda.
Hadrecich es uno de los tantos que trabajan en los barrios carenciados junto a otras organizaciones no gubernamentales y entidades de otros credos religiosos. Su templo evangélico ofrece un servicio de almuerzo a un centenar de indigentes en la semana. También trabajan en la distribución las juntas vecinales de Viedma. El caso más doloroso, incluso para los encuestadores, es que el reclamo de ayuda proviene de gente mayor y familias numerosas que viven en viviendas ubicadas a muy pocas cuadras del centro capitalino. (AV)

   
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