Miércoles 7 de mayo de 2003

 

Llevan los muertos a otro lado por destrozos en Allen

 

El cementerio local parece ser tierra de nadie. Los sistemas de seguridad no dieron resultado.

 
Una y otra vez le destruyeron a la familia Correia el trabajo que tanto esfuerzo les costó. La seguridad brilló por su ausencia.
ALLEN (AA).- El cuadro de inseguridad que rodea al cementerio de Allen parece agravarse con el correr de las días. Pese a los múltiples reclamos de vecinos de la comunidad y la puesta en marcha de sistemas de seguridad policial, todos coinciden en que durante las noches -y gran parte del día- la necrópolis local continúa siendo "tierra de nadie".
Muchas familias, durante los últimos tiempos, decidieron trasladar los restos de sus parientes a cementerios de otras localidades, tal como se informó anteriormente, y durante los últimos meses esta situación parece seguir su curso.
Los actos de vandalismo, destrozos de tumbas y panteones y también los robos en el lugar no han disminuido, aseguran muchas personas, y también lo confirman las denuncias que se reciben casi a diario en la policía.
Si bien desde el último mes la Municipalidad efectuó un convenio con los uniformados, por medio del cual se abona más de 60 pesos en forma diaria para la vigilancia del predio, las denuncias no cesan.

Cansados de los daños

Durante el fin de semana, una familia de la localidad realizó una nueva presentación ante la policía porque tan sólo en las dos últimas semanas, delincuentes les destrozaron la bóveda que estaban construyendo y se robaron gran parte de los materiales.
Nazareno Correia, víctima del último grave hecho, relató ayer indignado que no piensa seguir adelante con la construcción -que hasta el momento permanece inconclusa "a la fuerza"- porque cada vez que agrega un material se lo roban. Y este no es el único caso.
"Qué seguridad tenés ahí para poner un familiar muerto: ninguna. Estamos hartos de que pasen estas cosas y a nadie le importe. Y yo no pienso dejar a mi papá muerto ahí, no sé a dónde pero lo llevaremos a algún lado", protestó ayer.
Durante los últimos días de abril, en pleno proceso de construcción del panteón, la familia Correia realizó la primer denuncia. "Estábamos nosotros mismos levantando las paredes, pero entraron y nos rompieron todo. Hice la denuncia y tuvimos que comprar todo de nuevo, maderas, fierros, nos tiraron una pared y la levantamos otra vez. Trabajamos como animales y para qué", comentó el perjudicado.
El sábado último nuevamente esta familia vio destrozado todo el techo del lugar, que habían logrado edificar tan sólo días antes. "Habíamos puesto los tirantes, el machimbre, todo el material y nos tiraron todo otra vez. Es algo terrible, ese lugar es tierra de nadie", protestó Correia.
La polémica en la ciudad por la falta de seguridad en el cementerio no es nueva, diversos hechos delictivos se sucedieron en el último tiempo y generaron quejas y múltiples reclamos. El panteón de la familia del gobernador Pablo Verani, fue violentado hacia fines de marzo y uno de los féretros fue profanado.
Hubo casos anteriores similares y los vecinos han tomado distintas medidas para resguardar los restos de sus familiares. Muchos de ellos hasta trasladaron las tumbas hacia cementerios de otras ciudades vecinas.
El de Allen no es el único cementerio que sufre por la inseguridad, dado que en otros lugares de la región desaparecieron placas de bronce y rompieron algunos nichos.
En el de Roca, no hace mucho tiempo se podía observar falta de mantenimiento, pero días después el lugar fue limpiado.
   
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