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El mandatario provincial radical no podía entender cómo lo que él no pudo solucionar durante dos meses (el conflicto docente) aparecía destrabado en un par de horas con la sola presencia de Kirchner en Entre Ríos ".
En realidad esta fue una primera jugada fuerte, con un claro tinte intervencionista hasta ahora nunca visto en otro mandatario del período democrático. Los presidentes hasta aquí siempre cuidaron en exceso la relación política con los gobernadores. Podían tener recelos o peleas por fondos que la Nación demoraba o ellos malgastaban, pero siempre se priorizaba el mantener el equilibrio federal.
La pregunta que se hacían anoche varios gobernadores tanto radicales como algunos peronistas era: ¿es el comienzo de un movimiento de Kirchner que va por todo el poder y hasta podría vulnerar la relación con el peronismo duhaldista?
Los gestos de autoridad se vieron a pocas horas del nuevo gobierno sobre todo en el sector militar, mercados y Corte Suprema. Las interpretaciones que se barajaban ayer en despachos de hombres influyentes es que "Kirchner entró atropellando sin mirar a quien y sin guardar dosis adecuadas a los tiempos que urgen rápidos consensos".
El episodio Entre Ríos puede ser muy bien visto por una sociedad cansada de la falta de coraje y pragmatismo de sus dirigentes, pero produjo alarma en poderes invisibles pero reales de la interna peronista y del alfonsinismo en el Parlamento.
Dicen que Montiel quedó perturbado y confundido por la forma en que el ministro de Educación Daniel Filmus lo entregó prácticamente al escarnio público de sus opositores obligándolo a trasladarse a la sede Consejo Federal de la Educación donde estaban esperándolo gremialistas de la línea dura docente.
El pensamiento íntimo de Montiel es que Kirchner por vanidad o estrategia lo expuso más de lo necesario. "Podría haber quedado como héroe sin pisarnos la cabeza", señaló un operador radical.
La virtual solución del conflicto educativo dejó traslucir una pequeña interna en el gabinete que los duhaldistas ya ven como el comienzo de una estrategia de Kirchner para limar el poder bonaerense en la Rosada .
El viaje de regreso en el avión presidencial tuvo gestos de tirantez entre el ministro del Interior, Aníbal Fernández, con Filmus a quien le reprochó el estarle generando un mal clima con los gobernadores.
Muchos en ese sector relacionan esto último con el desgaste que ya desde al vamos sufrió el ministro de Defensa duhaldista José Pampuro, a raíz del decreto firmado por el presidente que descabezó a los altos mandos de las Fuerzas Armadas.
Gobernadores de la Alianza cruzaron ayer llamados telefónicos para organizar un encuentro que trate el perfil del nuevo gobierno y datos que les preocupan como el acto "claramente electoralista que realizó en Formosa para devolverle gentilezas al gobernador Gildo Insfrán, quien pretende la reelección.
La alarma se desplegó también a ciertos mandatarios provinciales peronistas como el "Gallego" De La Sota a quien le llegó la información de que el avión presidencial también podría aterrizar en los próximos días con el fin de solucionar el conflicto educativo de Córdoba.
Kirchner se plantó con autoridad en el centro del ring. Ahora resta saber si le responderá como el presidente de la mayoría o del frío 22%.
Horacio Caride
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