Aunque Oscar Parrilli advirtió que no tiene "ánimo revanchista", su rol es otro dato que políticamente complica al mandatario neuquino.

BUENOS AIRES (ABA) . - Aunque lo digan en voz baja y con los micrófonos apagados, en la flamante administración de Néstor Kirchner no ocultan su malestar con Jorge Sobisch.
Más allá del distanciamiento de ambos políticos patagónicos -que viene desde hace años-, la gota que rebalsó el vaso fue el apoyo incondicional que le otorgó el sobischismo al candidato renunciante al ballottage, Carlos Menem, aún cuando ya se descontaba cual iba a ser la suerte de este último. "Hasta Rubén Marín (gobernador de La Pampa, menemista) le decía a Menem que le convenía bajarse y Sobisch seguía apoyando al riojano", disparó ayer en el pasillo de la Rosada una alta fuente kirchnerista.
Desde el ministerio del Interior que pasó a manos Aníbal Fernández se mantendrá una relación "formal" con todos los gobernadores, pero el propio Kirchner hará una "fuerte apuesta" por los mandatarios provinciales que lo acompañaron como Eduardo Fellner de Jujuy, Carlos Rovira (de Misiones) y Gildo Insfrán de Formosa, entre otros.
La relación será más fría con el cordobés José Manuel de La Sota y con el santafesino, Carlos Reutemann, pero a quienes tiene entre "ceja y ceja" son los que jugaron todas sus cartas -y jugaron un rol activo hasta el final- a favor de Menem, y "en este lote el nombre de Sobisch figura en primera fila", añadió bajo reserva un asesor de la cartera política en Casa de Gobierno. Percibiendo todo este mar de fondo, es que seguramente Sobisch estuvo prácticamente de incógnito en la ceremonia de jura de Kirchner en el Congreso de la Nación, y no concurrió (a diferencia del resto de sus pares) a la toma de posesión del mando de los ministros en la Casa Rosada. El argumento fue que tenía que cumplir con una gira por su provincia.
A dicho panorama, se suma que si bien el nuevo secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, no ingresa en sus funciones con "ánimo revanchista", es innegable su calidad de neuquino opositor a Sobisch. Y Parrilli -dijo a "Río Negro" un operador del Ejecutivo- va a tener una función clave, no sólo por ser el nexo entre el presidente y sus ministros sino por ser el único funcionario (además de Roberto Lavagna) que dispondrá de un teléfono especial para contacto personal con el Presidente durante todo el día.
"Para tumbar un poder hegemónico como el MPN es necesario tener un posicionamiento de ese calibre, no alcanza con un cargo aislado como el que tuvo Oscar Massei en Recursos Naturales" se entusiasmó un parrillista de paso por Buenos Aires.
Kirchner ya dio instrucciones para que los funcionarios que lo acompañan jueguen sus fichas para las parlamentarias de septiembre. Conocedor de la importancia de conseguir un Congreso con respaldo propio, lo prioritario para el santacruceño será conseguir aliados entre los gobernadores y dirigentes provinciales. En este último campo también el MPN ha quedado aislado (salvo el caso de la senadora Luz Sapag), producto de la línea bajada por el propio Sobisch. Antes de aliarse al menemismo Sobisch quiso alzarse con la conducción del Movimiento Federal, pero terminó en conflicto con la mayoría de sus integrantes que sospechaban que quería llevarlos al redil de Menem.

Adversidad patagónica

BUENOS AIRES (ABA). - Uno de los momentos más extremos en las discrepancias políticas entre Kirchner y Sobisch fue en la renegociación de Loma de La Lata. En esos días, Kirchner consideró que ese acuerdo iba a "dejar atado el destino de Neuquén" (a la empresa Repsol). "Es un acto que yo no haría bajo ningún aspecto", subrayó entonces el gobernador de Santa Cruz rechazando que se pueda prorrogar por diez años un contrato que vencía recién en el 2017.
Un seguidor de Parrilli, se animó a decir que por primera vez se puede vislumbrar que el MPN puede perder su condición de invencible.