Pero el desenlace de esta cita en las urnas, que por la ilegalización del partido Batasuna (Unidad), considerado el brazo político de ETA, supuso por primera vez en casi 25 años dejar fuera de juego al separatismo radical que justifica la lucha armada, también demostró la profunda división entre nacionalistas y no nacionalistas .
Mientras que el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, se mostró exultante al manifestar que los nacionalistas se sienten ahora "muy bien preparados para sacar adelante" el plan se soberanía que prevé convertir al País Vasco en un Estado libre asociado de España previa consulta popular sobre la autodeterminación, las fuerzas no nacionalistas o "constitucionalistas" advirtieron sobre el peligro de nuevas "imposiciones".
El debate por los resultados
El gobernante Partido Popular (PP) y el opositor Partido Socialista (PSOE) se atribuyeron ayer por igual la victoria en los comicios del domingo, que convirtieron a los socialistas en la fuerza más votada a escala nacional pese a que los "populares" lograron más concejales. El secretario general del PP, Javier Arenas, calificó el resultado como un "éxito rotundo" de José María Aznar, al tiempo que a los socialistas a reflexionar sobre su "fracaso" producto, en su opinión, de la radicalización de esa formación. Diametralmente opuesto fue el análisis del líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, quien destacó lo que consideró "una victoria indiscutible" del PSOE y una derrota de Aznar, que a su juicio no superó la "reválida" o "plebiscito" que se planteó en estos comicios.
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