Viernes 23 de mayo de 2003

 

  Discurso de propuestas aún muy desigual
  Por una razón u otra, el grueso de las fuerzas políticas rionegrinas que son opción de poder opera con atraso a la hora de formular propuestas de gobierno bien detalladas. Restan tres meses para las elecciones generales, lo cual permitiría mejorar la sintonía de alternativas y plantarse con ellas de cara a la sociedad. Una iniciativa que adquiere significación muy destacada ante los desafíos que acarrea llegar al timón de una provincia fatigada por las dificultades.
  El debate de ideas parece destinado a desaparecer de la política argentina. Sólo parece reservado a ser alentado por unos pocos dirigentes.
Río Negro no es una excepción en la materia. Sin embargo, restando tres meses para las elecciones generales, es dable esperar que el discurso de propuestas se instale fuertemente en la campaña electoral. ¿Cómo está ese discurso hoy? Los que siguen aportes para la reflexión sobre el tema.
* Radicalismo. Imposibilitado de construir las mayorías que le garantizaron el poder a lo largo de la transición, hoy está perdiendo la elección. Nunca fue un partido que hiciera del discurso una herramienta destinada a robustecer sus posibilidades electorales. En todo caso, ésa fue una conducta de aplicación muy desigual. Pero a lo largo de la etapa de amplio dominio del veranismo en su conducción, el partido se desentendió del mensaje de propuestas y superador de su discurso original. El manejo del aparato de Estado le garantizó la aplicación de métodos que le posibilitaron adhesiones sin tener que explicar nada. El clientelismo y los favores que posibilitan las estructuras estatales fueron consustanciales a aquel objetivo. Y así, mediante la idea de vigencia de un estado permanente de continuidad, el radicalismo fue ganando elecciones. Pero 20 años en el poder desgastan. Máxime cuando nada dice que un eventual triunfo del oficialismo aliente modificaciones en materia de estilos y formas de ejercer el poder. Así, ya en camino a las urnas, la fórmula Miguel Saiz-Mario De Rege no logra despegarse de la idea de continuidad de esas formas y estilos. No parece posibilitada de instalar la idea de un cambio. La imagen que brinda es la de "más de lo mismo". Así, su propio discurso o tarda en aparecer o simplemente no hay intención de hacerlo nacer.
* Frente Grande. Fue la primera fuerza en arrancar a ritmo de campaña electoral. Sucedió hace un año. Su discurso nació monopolizado en términos excluyentes por el candidato a gobernador Julio Arriaga. Recién hoy, dosificadamente, emerge la voz de otros protagonistas. Y desde su puesta en marcha, el discurso mostró dos características muy nítidas. Una: hacer de la experiencia lograda por Arriaga en el manejo de la intendencia de Cipolletti una transferencia de lo que puede hacer desde el gobierno provincial. Dos: avanzar con ímpetu hacia una reforma del aparato del Estado provincial vía un recorte drástico de su gasto. "Cerrar organismos" y alentar una reforma constitucional que lleve a menos de la mitad el número de diputados son términos habituales en el discurso de Arriaga. Sin embargo es dable detectar que en los últimos tiempos, y en función de intereses electorales objetivos, el segundo punto se expresa morigeradamente. Decidido a conducir con exclusividad y por largo tiempo las definiciones del Frente, Arriaga se dispone ahora a ampliar la base de argumentos de su discurso. Y darle así un contenido de propuesta provincial que no se explique sólo en su gestión comunal. Se sabe que está trabajando en esa línea. Y que como resultado de esa tarea, de aquí en más sus propuestas no se vertebrarán desde la concepción de un "proyecto provincial". Su eje girará alrededor de proponer un Estado más articulador de los distintos grados de desarrollo regional que "metido" en todo.
* Peronismo. Al menos a hoy, su discurso emerge más como expresión crítica al gobierno que como manifestación de propuestas. Pero dotado de un amplio abanico de equipos técnicos vinculados por años al aparato de Estado bajo el liderazgo del economista Juan Carlos Del Bello, entre otros, el partido organiza un plan de gobierno que comenzaría a presentar en la primera semana de junio. Pero también en esta fuerza parece haberse perdido tiempo en marcar alternativas a los problemas provinciales. Máxime cuando se computa que para fines de febrero el peronismo se convirtió en el primer partido rionegrino que, de cara a las elecciones, anunció con nombre propio la integración de lo que se espera será el gabinete con el que comenzará a gobernar, si gana, claro. Pero en materia de discurso, a lo largo del espinel de dirigentes justicialistas sólo existe una inquietud: que la vehemencia por momentos extrema de verbo que caracteriza a su candidato a gobernador, Carlos Soria, no arruine en un minuto lo que el tiempo construyó. Máxime cuando en el marco de la campaña frente a Soria se plante el radical, un hombre de expresiones doloridas.
* MARA. Recién se pone en marcha significativa. A hoy, el eje central de su discurso apunta a plantarse como muy diferente del resto de los partidos en materia de cómo hacer política. Las propuestas para superar problemas que formula aparecen aún muy subordinadas a la tarea de organización que tiene la fuerza.
   
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