Para ir preparando el terreno, Kirchner afirmó el viernes desde Río Gallegos que "los legisladores deberán entender la importancia de la tarea a realizar", que será fundamental "mantener una relación seria y responsable" y que "no habrá un toma y daca".
El jueves, apenas horas después de que se terminara la historia de la renuncia de Carlos Menem, los máximos referentes del oficialismo en ambas cámaras se movieron con rapidez y sellaron la continuidad de las respectivas estructuras de poder en el cuerpo y en la bancada.
Esto implicó la confirmación hasta fin de año de José Luis Gioja como presidente provisional del Senado, de Miguel Angel Pichetto como jefe del bloque de senadores del PJ, de Eduardo Camaño como presidente de la Cámara de Diputados, y de José Díaz Bancalari, Jorge Obeid y Manuel Baladrón como el triunvirato a cargo de la bancada oficialista en la Cámara baja.
Es cierto que la futura primera dama, Cristina Fernández de Kirchner, sostuvo siempre que no aspiraba a un cargo jerárquico en el Senado, pero mucho se especuló en la Cámara de Diputados con la apertura del esquema de poder a la participación de algún kirchnerista.
En la conferencia de prensa del viernes en Río Gallegos, el presidente electo estaba escoltado por Sergio Acevedo, su hombre de máxima confianza en esa cámara.
El poderoso núcleo duhaldista no parece muy dispuesto a ceder lugares de poder en la estructura de la cámara. Pero Acevedo ya hizo saber a su entorno que, según él, "la actual mesa del bloque no refleja el nuevo cuadro político nacional".
Además de la distribución de cargos, Kirchner deberá enfocar su primer contacto con los legisladores hacia la necesidad de armar un mecanismo que le garantice la sanción de las leyes más urgentes.
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