El primero en hablar de la deserción de Menem fue Daniel Basile, amigo y operador de Duhalde. Pero 24 horas después, los dichos de Basile prendieron en la tropa que conduce en ex presidente.
Los dedos acusadores mencionaban por esos días al senador Eduardo Menem como uno de los promotores de la versión de renuncia". Consciente de los riesgos, el legislador no quiso "contestar rumores" pero fue su hijo el que le puso el capote a las embestidas.Públicamente -y luego de un frustrado pedido de Eduardo Bauzá para que Eduardo Menem desmintiera la versión- Adrián Menem le puso el pecho a las balas y negó ser parte con su padre de una "junta" promotora "pro-renuncia".
Sin embargo, la conveniencia de una dimisión de Menem al ballottage comenzó a prender. El gobernador de La Rioja, Angel Maza, Eduardo Menem y Carlos Romero, empezaron a ver supuestos "beneficios" en una movida de esa magnitud.
El "gusano" de la renuncia comenzó a moverse con mayor celeridad cuando el pampeano Rubén Marín se sumó a quienes preferían ver a Menem tirar "la toalla". La presencia de Marín en el equipo de quienes fomentaban la renuncia al ballottage comenzó a cobrar volumen y, no pocos empezaron a "preocuparse", entre ellos Bauzá y Kohan.
Marín utilizó un argumento que caló hondo: "desde lo territorial y distrital, estamos complicados. Los muchachos no quiere poner en riesgo lo que han construido y creen que Menem puede llegar a sacar menos votos que en la primera vuelta", dicen que alertó Marín. Según las fuentes consultadas Marín justificó sus dichos en que "para la segunda vuelta iba a ser muy difícil controlar la elección".
Los menemistas, en gran parte de acuerdo con ese tema, atribuyeron esa alternativa a "la falta de plata" para garantizar fiscales.
El lunes 5 ya se habían formado dos bandos en el búnker menemista: los que querían que Menem se bajara (Maza, Romero, Eduardo) y los que le pedían que aceptara el desafío del ballottage, a pesar de las encuestas en contra (Bauzá, Kohan, Sebastiani, los ministeriables y jóvenes de los equipos técnicos).
Por la tarde del lunes 12 se hace una reunión clave en la que participan Romero, Marín, Eduardo Menem y Bauzá. "Perdemos por goleada. Menem no puede hacer ese papelón histórico. Es mejor que se baje", lanzó uno de los participantes. Finalmente, el tema le fue planteado a Menem, sin que el candidato realizara, siquiera, una mueca.
El martes a la mañana Menem recibió a Maza, Romero y Eduardo Menem. "los territorios pensamos que hay que bajarse", dijeron. Aunque Menem no dijo ni mú, allí empezó a gestarse en el ex mandatario la idea de tirar la toalla.
A partir de ahí, jugando con los tiempos y los medios, Menem dio señales de que se bajaba pero no lo hizo público.Hacia las 5 de la tarde, la decisión de bajarse era absoluta. Dos borradores comenzaron a circular y otro -destinado a ser el original- fue publicado por un medio.
En la interna dicen que lo "filtró" el propio Romero para "presionar" por la renuncia, cosa que el gobernador desmiente.Menem, sobre las 17,15 mandó a llamar a todos. Los que estaban a favor de que se baje y los que pedían la continuidad.En el medio de una reunión tensa, Menem escuchó cosas como: "con poco más de lo de la primera vuelta podemos conservar poder", "bajarse es quedar sin retorno" y "Jefe, no merece un final así". La noche se cerró sobre el hotel Presidente. "Estuvimos todo el día pero no sabemos que piensa Menem", renegó uno de los participantes. Los pro renuncia querían anuncios ayer. Los defensores de la continuidad procuraron "dilatar" los tiempos para tratar de conseguir el objetivo.Ganaron horas hasta ayer a las 18,11. hora en que se decidió "bajarlo". (DYN)
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