Domingo 18 de mayo de 2003
  Hora de definiciones
 

Por Héctor Mauriño

  La deserción de Menem le ha ahorrado a Sobisch, su incondicional aliado, el compartir una derrota aplastante anunciada por todas las encuestas. Pero su alineamiento con el riojano, no lo libra del fuerte rechazo que el ex presidente y su estilo se han terminado de ganar con su último desplante.
Esta identificación de Sobisch con la cultura política menemista, que la sociedad rechaza fuertemente, está llamada a traerle nuevos dolores de cabeza. En primer lugar con el nuevo gobierno nacional. Y también con la ciudadanía, que empieza a dar vuelta la página de un período signado por la discrecionalidad, la corrupción y la sistemática demolición de las instituciones.
Este estado de cosas repercute sobre la conducta de la oposición local, que registra el nuevo revés político de Sobisch como un desgaste adicional de su menguado prestigio.
Así, crece la certidumbre de que Sobisch podría ser enfrentado con éxito por una coalición provincial, y ante la certeza de que se acerca la hora de las definiciones, se suceden los contactos entre distintas fuerzas políticas con miras a conformar una alternativa de cara a las elecciones provinciales.
El eje del debate entre estos sectores, que van desde la UCR quiroguista al felipismo, pasando por el PJ, el "kirchnerismo histórico" y el MID, pero que pujan por sumar al Frente Grande, el MUN y a Recrear, está centrado no tanto en el programa como en la figura capaz de liderar semejante empresa.
Hay un sector, más cercano a los dos primeros, que ha venido acariciando la posibilidad de que Jorge Sapag, distanciado desde hace meses del sobischismo, rompa finalmente con su propio partido y se anime a encabezar la coalición opositora. Contribuye a la idea de que Sapag podría ir por afuera, el hecho indiscutible de que Sobisch goza de un control tal del aparato partidario que cualquier intento de derrotarlo en una interna estaría virtualmente condenado al fracaso.
Una encuesta encargada por el Ministerio del Interior que circula entre los conjurados de la oposición, da cuenta de que pocas figuras podrían enfrentar con éxito a Sobisch. Entre ellas sobresale el intendente Quiroga, quien acaba de infligir una derrota al MPN en las elecciones municipales. Pero también Jorge Sapag figura entre los expectables, junto con otros hombres hasta ahora con menores chances como Oscar Massei, Oscar Parrilli, Eduardo del Río y Sergio Gallia.
El prolongado hermetismo de Jorge Sapag ha contribuido a desorientar a sus entusiastas. Nadie descarta que el vice pueda recomponer la fórmula con Sobisch, pero los más piensan que no lo hará, sin llegar al extremo de romper su partido y optará por desensillar, reservándose para más adelante. Como el tiempo apremia, una fuente felipista reveló que esta semana será Felipe Sapag quien le pida un definición.
A lo largo del proceso electoral nacional, el fuerte predicamento de Quiroga y, en menor medida, de Jorge Sapag; así como el férreo alineamiento de Sobisch con Menem, no pasaron inadvertidos para el gobierno nacional y el grupo de Kirchner, que ven en el actual gobernador del Neuquén a un adversario político al que es necesario desplazar.
De allí que uno de los principales operadores políticos de Duhalde, con despacho contiguo al presidente, se haya tomado el trabajo de medir las posibilidades de Quiroga, Sapag y algunas otras conocidas figuras de la oposición local.
A pesar de la baja en su prestigio por la seguidilla de escándalos, lo más probable es que Sobisch, de no mediar un liderazgo atractivo que encolumne a la oposición, termine por hacer valer el peso de su aparato invencible.
Aunque en la oposición existen otras figuras de peso, hoy por hoy es ciertamente Quiroga quien atesora mayores posibilidades luego de triunfar en la mayor ciudad de la provincia, que cuenta con algo así como el 40% del electorado.
Sin embargo, las circunstancias lo confrontan a una difícil decisión: defraudar a quienes lo votaron para otro período en la comuna o, eventualmente, asumir la cuota de responsabilidad por no haber facilitado una oportunidad histórica poniéndose al frente del eje opositor. Es un verdadero dilema.
Inmediatamente después de las elecciones municipales, operadores muy próximos al ahora presidente electo entablaron contacto con Quiroga para tentarlo con la posibilidad de que se convierta en la figura convocante de la oposición.
Apenas terminada la primera vuelta, Quiroga tomó partido públicamente por Kirchner y le llevó al santacruceño el apoyo del foro de intendentes radicales, que agrupa a más de 500 jefes comunales de todo el país. Se sabe inclusive que la semana pasada el neuquino habría cenado con Scioli, cuando éste ya era vicepresidente electo de la Nación.
Sin embargo, en el entorno del intendente dan por descontado que éste no aceptará el convite, porque no quiere arriesgarse a un repudio como el que sobrellevan muchos políticos.
A pesar de todo, descuentan que trabajará contra Sobisch, convencido de que éste le impedirá gobernar, como lo certifican sus constantes incursiones en el ámbito municipal.
Más aún, destacan que Quiroga usará su condición de árbitro, dueño como es del segundo capital político provincial, para convertirse en factótum de la oposición. Y hacen todo tipo de conjeturas respecto de la fórmula, incluyendo diversas combinaciones de Massei con Parrilli, Gallia y Del Río.

Héctor Mauriño
vasco@rionegro.com.ar

     
     
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