Domingo 18 de mayo de 2003
  Común y corriente
 

Por Arnaldo Paganetti

  Si la norma, en la Argentina, es violar la norma - el "otra vez sopa" con el que machaca Ricardo López Murphy -, entonces la deserción de Carlos Menem del ballottage para debilitar a Néstor Kirchner, consagrado presidente electo con el 22 por ciento de los votos obtenidos el 27 de abril, se amolda a la perfección a los usos de una sociedad acostumbrada a vivir en la trampa.
Si, a la vez, la intención es continuar con la política de agravios y de pactos con el pasado (Menem descalificó por "montonero" a Kirchner y se olvidó de los agradecimientos que le hizo llegar al líder guerrillero Mario Firmenich hace más de diez años, y el patagónico tildó de "cobarde golpista" al riojano que "huyó" a Chile para acompañar a su embarazada esposa Cecilia), poco será lo que se pueda edificar restableciendo la armonía, el trabajo y el compromiso solidario entre los argentinos.
Como en la obra de Rodolfo Walsh que se ofrece en un teatro de esta capital, la granada que en los últimos estuvo sosteniendo el interino Eduardo Duhalde, terminó estallando en las manos de Menem. Sus seguidores con mando territorial lo convencieron de que tire la toalla, antes de sufrir una humillante derrota que redundaría en perjuicio de todos ellos y le daría al santacruceño un dominio en apariencia descomunal. Kirchner pudo ser el jefe de Estado con mayor respaldo en sufragios de la historia, pero quedó siendo el de menor apoyo, inferior al obtenido por el radical Arturo Illia en 1963.
Más que detenernos en analizar los lamentables episodios acaecidos en la semana que pasó, enfocaremos la lente en algunos aspectos que marcarán la futura presidencia, con mandato hasta diciembre de 2007:

Lavagna

Kirchner anticipó que habrá sorpresas en la conformación de su gabinete. No obstante lo cual una de las principales figuras seguirá siendo Roberto Lavagna, quien deberá bailar con la más fea del FMI. Y de paso negociar una reducción de la deuda externa, otorgar aumentos de tarifas a las empresas públicas privatizadas (mínimo un 7 por ciento). El ministro no hará anuncios rimbombantes, pese a lo cual se sabe que meterá en caja a las AFJP (estatizará parte del sistema) y tratará de sacarle a la Cancillería el control del comercio exterior, para poder dedicarse él y la actividad privada a lo que denomina "el furor exportador".

Relación Kirchner-Duhalde

Nadie discute en el entorno del patagónico que el apoyo del bonaerense fue decisivo para sacar de la cancha a Menem y sus impresentables. La relación entre ambos tiene idas y vueltas. "Lupo" fue el único gobernador que se alineó con "Negro" en la frustrada campaña electoral del 99, pero cuando éste dispuso la devaluación asimétrica en 2002, lo criticó duramente. Duhalde está dispuesto a hacer un corrimiento significativo en los primeros meses de gestión, pero sus segundas y terceras líneas no dejarán sus puestos. En la intimidad, opina sobre su "ahijado": "el flaco (así lo llama) es muy digno. Es un tipo que no se presta a la actuación. No cambia para una publicidad. Y le dé réditos o no, mantiene sus principios y convicciones". Ahora, ¿cómo un DT que sigue los movimientos de sus jugadores, no se atreverá a sustituirlo? Contesta un alto exponente de la Rosada que habla en estricto fuera de registro: "Contratamos un número 9 bárbaro. Es fuerte, alto y hace goles. Si anda bien, no habrá ningún problema, pero no puede estar como "El Pampa" Sosa, varios meses sin marcar...".

Estilo

El patagónico ha dicho que, en contraposición con el estilo farandulesco y de "reparto de botín" de Menem, quiere exhibirse como un hombre común y corriente en un cargo importante. Procurará labrar una nueva relación con el Congreso, la Justicia y el establishment. "No hay más lugar para los toma y daca", sentencia. En el plano internacional, admira a Felipe González, Bill Clinton y al actual presidente Lula Da Silva. Su prioridad será la relación estratégica con Brasil.

Kirchner y los empresarios

Los que más recelan del elegido son los empresarios de las grandes multinacionales. "Ni siquiera nos llamó para pedirnos plata", se quejaron durante la pasada campaña. "Para qué los iba a llamar si ya sabía por quién apostaban", contesta. Y afirma también: "Las corporaciones quieren un gerente, pero se van a encontrar con un Presidente". Como mandatario de Santa Cruz, todos los días pedía por fax la planilla de ingresos y egresos de la administración provincial. Como futuro Presidente prepara un plan de obras públicas para reactivar la industria de la construcción en Buenos Aires, Gran Rosario y el norte del país. Pondrá el acento, además, en la evasión impositiva. Se concentrará en los grandes contribuyentes y en la Aduana. Buscará reemplazar paulatinamente la ayuda social por unidades de producción.
Como se señaló la semana pasada desde esta columna, el 27 de abril oscureció casi totalmente la figura de Raúl Alfonsín. Y el boicot de Menem a la segunda vuelta, augura un suicidio político. Los dos, casualmente, impulsaron el Pacto de Olivos en 1994 e implantaron el sistema de ballottage, del cual hoy se desentienden olímpicamente.
La vigencia de Duhalde en el tiempo dependerá del éxito o fracaso de Kirchner, a lo que apuesta sin ningún pudor Menem cuando advierte: "Hoy más que nunca la Argentina requiere contar con un poder político imbuido de la más plena y transparente legitimidad democrática. Este objetivo no está garantizado".
Los argumentos de abandono utilizados por Menem no fueron avalados por sus "caras nuevas". Por caso, el ex juez Oscar Salvi, quien además oficia de abogado defensor, dijo que los "vicios" se dieron a lo largo de toda la contienda y que por eso no le sonaba lógico apelar a los mismos para "bajarse" cuando la tendencia en contrario era irreversible.
¿Habrá renovación automática de dirigentes? No, contesta un duhaldista que aspira a seguir como ministro de Kirchner. "Los lugares no se dejan, los lugares se ganan. Hay que desplazar a los viejos. Es una batalla. Y así tiene que ser. El que "se vayan todos" debe surgir de la fuerza".
¿Será Lupo un "chirolita" o el "Cámpora de Duhalde"? Es peronista con actuación en la década del 70. Construye desde el poder (aunque hace notar que se le adelantaron sus tiempos, pues pensaba en el 2007) y le gusta tener todo bien organizado. Le reprochan que no escucha y que resuelve en soledad. En Santa Cruz, afirman que se equivocan quienes, como Elisa Carrió, aseguran que le han prestado el bastón. "Tiene mucho don de mando y le gusta mandar".

Arnaldo Paganetti
arnaldopaganetti@rionegro.com.ar
     
     
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