Miércoles 14 de mayo de 2003
  Rosalind Franklin y un Nobel que debió ser
 

Por Jorge Guala Valverde

  En su número de marzo, la prestigiosa "Physics Today" incluye una emotiva (e inquietante) historia de discriminación hacia la mujer. El vívido relato de Lynne Osman Elkin ha de interesar al público culto en general, no tan sólo a científicos, a pesar del sabor amargo que deja. Amargura que obliga a revisar nuestras conductas, nuestra ética, nuestros prejuicios, en fin, nuestros comportamientos individuales y sociales. Comienza Lynne recordando que en 1962, James Watson y Francis Crick se enteraban de que les sería concedido el Premio Nobel en Fisiología o Medicina por sus descubrimientos acerca de la estructura molecular de los ácidos nucleicos y su significación en los procesos de transferencia de información en sistemas vivientes. Prosigue recordando que Rosalind nació en 1920, en un hogar de judíos educados y conscientes, de clase media acomodada. Mostró una temprana fascinación por la física y la química y no eludió su pasaje por la rigurosa St. Paul Girl"s School en Londres. Entre 1942-46 se desempeñó en la British Coal Utilization Research Association, en temas obviamente vinculados con las necesidades impuestas por el conflicto bélico mundial. Luego pasó al Laboratorio Central de Servicios Químicos del Estado (París), donde ejercitó maestría en la aplicación de las técnicas de difracción de rayos X a materia provista de bajo grado de perfección cristalina, como lo son los carbones.
A partir de sus investigaciones cambió la visión con la que los fisicoquímicos comenzaron a ver la microestructura de los carbones y sustancias relacionadas. Hizo muchos amigos en el Laboratorio de París. Vivió con su modesto salario, rechazando metódicamente las ofertas de dinero que sus acomodados parientes le hacían. Se sintió más a gusto con las formas intelectuales e igualitarias francesas que con las propias y rígidas de la clase media conservadora inglesa.
El trabajo más famoso y controversial de Rosalind proveyó a Watson y Crick preciosos datos que fueron usados por estos autores en la tarea de dilucidar la estructura de doble hélice del ADN. En uno de sus célebres experimentos, Rosalind identificó dos configuraciones diferentes en las cuales el ADN podía presentarse: las llamó A y B. Esta contribución, de gran magnitud, apareció publicada en Nature en 1953 y, siguiendo a Elkin, fue una pieza clave para la ulterior determinación de la estructura del ADN. Téngase presente que antes de Rosalind los investigadores encontraban, invariablemente, confusas figuras de difracción de RX, que resultaban de la mezcla de moléculas de clase A y de clase B. El trabajo experimental aquí realizado fue inteligente, pulcro y riguroso. De otra forma el enigma no hubiese sido resuelto... Con sus inmejorables datos experimentales, Rosalind mostró su fina intuición al proponer, precisamente, una estructura de doble hélice para el ADN: la topología molecular por ella propuesta permitió a Watson y Crick salir de un error que inhabilitaba su primer modelo (error compartido por el Nobel Linus Pauling). Tan sólo después de hacerse de los valiosos datos de Rosalind, se sintió Crick lo suficientemente convencido como para comenzar a modelar la estructura correcta de la doble hélice. El hecho, de capital importancia, fue numerosas veces reconocido por Crick.
Surgen las preguntas, en el boceto de Elkin: ¿por qué ofreció Rosalind valiosos datos a Watson y Crick a cambio de nada? ¿Hubieran, estos hombres, llegado a feliz final de no ser por estas contribuciones? Finalmente, ¿por qué ellos no reconocieron las contribuciones de Rosalind clara y apropiadamente?
Muchos son los interrogantes que abre este injusto episodio. Lo concreto es que el cáncer acabó su vida con tan sólo 37 años... Lo cual cruelmente deshizo toda posibilidad de que compartiese en vida el Nobel con Watson y Crick. ¿No lo comparte, de hecho, post-mortem? Habida cuenta del prestigio y de la enorme difusión que "Physics Today" ostenta, no podemos menos que esperar una reparadora respuesta, en el mismo medio, por parte de J. Watson.
     
     
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