Miércoles 7 de mayo de 2003 | ||
¿Cómo votó la Patagonia? |
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Por Augusto J. Cervo (*) |
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Las elecciones del 27 de abril produjeron una excesiva cantidad de comentarios de todo tipo destinados a explicar, analizar o interpretar el comportamiento electoral de los ciudadanos y de los partidos políticos. Sin desprenderse de la realidad nacional, un aporte diferente puede brindarse concentrándose en la situación política de la Patagonia. De todos modos, pretender avanzar mucho más en un análisis de lo que los resultados del domingo permiten podría implicar el riesgo de hacer más confuso lo que de hecho se presenta como dado en la realidad. En este sentido, en el voto de la Patagonia pueden destacarse tres notas distintivas, asentadas sobre la base de dos pilares fundamentales válidos para todo el país. En primer lugar, el elemento que sobresale a simple vista es que, al igual que en el orden nacional, en la Patagonia también consiguieron avanzar hacia la segunda vuelta electoral los candidatos Néstor Kirchner y Carlos Menem; sin embargo, en el caso de las provincias del sur, el primer puesto fue conseguido por el gobernador de Santa Cruz. Si bien este hecho puede tener diversas causas, es evidente que el origen patagónico de Kirchner produjo un profundo impacto de identificación entre los pobladores de las provincias patagónicas con la imagen de un dirigente local con proyección nacional. En segundo orden, el hecho de que tanto el primero (Kirchner) como el segundo (Menem), en la Patagonia provengan del mismo partido político (PJ), no es un dato menor, ya que si se tiene en cuenta que sólo dos de las cinco provincias patagónicas son gobernadas por justicialistas (Santa Cruz y Tierra del Fuego) y que, a su vez, otras dos son administradas por gobiernos radicales (Río Negro y Chubut), es lícito sostener que la Patagonia se tornó eminentemente justicialista. De hecho, los resultados que se van conociendo a nivel municipal confirman esta realidad. Asimismo, el mensaje es claro y alarmante en el caso de algunas provincias. En efecto, las venideras elecciones para gobernadores, legisladores nacionales, provinciales y municipales e intendentes, que serán celebradas entre junio y octubre del presente año, podrían tener con enorme probabilidad al Partido Justicialista, y a sus respectivos candidatos, como principales protagonistas de las mismas. Pero en las provincias y municipios "radicales", donde la UCR gobierna desde hace más de un período, el "efecto Kirchner" podría implicar una fuerte imposición del PJ, tanto en cargos ejecutivos como legislativos. Por último, otro hecho relevante de las elecciones del pasado 27 de abril en la Patagonia es que el partido político Alternativa para una República de Iguales (ARI), que postulaba a Elisa Carrió como candidata a presidente de la Nación, logró el tercer lugar en todas las provincias, excepto Río Negro, donde López Murphy le sacó medio punto porcentual. Ahora bien, si se considera que los dos primeros son justicialistas, como se dijo, hay que afirmar que en la Patagonia el ARI es la segunda fuerza política. Este elemento también es distintivo de la región, ya que a nivel nacional el lugar del ARI lo ocupa el Movimiento Federal Recrear de Ricardo López Murphy. Evidentemente, sumando este hecho al anterior, la situación de la UCR en la región es crítica, algo que acompaña al mismo proceso que en el resto del país. Pero para comprender más acabadamente estos sucesos, pueden tenerse presente dos pilares que sustentan todo el acontecimiento electoral, y que cruzan verticalmente a los tres puntos resaltados en la Patagonia. Por un lado, hay que tener en cuenta que ésta fue la primera elección, luego de seis intentos históricos, en la que efectivamente se llevará a cabo una segunda vuelta para elegir al presidente de la Nación. Este rasgo característico actúa de manera muy condicionante en el comportamiento electoral del ciudadano, ya que se valora de forma distinta la primera vuelta que la segunda. Por otra parte, en las elecciones generales se eligió sólo entre candidatos a presidente y vice, y no en categorías de niveles provinciales o municipales, tanto en sus variantes ejecutivas como legislativas. Si bien existen antecedentes de casos como el descripto, la situación es muy especial aplicándola a la Patagonia, ya que por su relativa "juventud" electoral y su baja densidad demográfica, el hecho de votar sólo para presidente hace que el ciudadano se sienta más desprendido del dirigente local y por lo tanto su voto puede verse menos comprometido. Todos estos factores confluyen en un análisis interpretativo que podría indicar que en la Patagonia, cuando el ciudadano no está afectado a intereses locales y tiene la posibilidad de expresarse en más de una oportunidad, logra unificar un mismo criterio en común, alcanzando una fase primaria de identificación propia que la marca con una personalidad particular dentro del contexto general del país. Ahora bien, volviendo al terreno electoral, no sería extraño observar que en la Patagonia la UCR experimente divisiones y acercamientos hacia referentes locales de Kirchner o del ARI; o que dentro de las numerosas líneas del PJ se intensifiquen las presiones, atomizando más aún al justicialismo; pero sin dudas que de caras a las próximas elecciones provinciales, el efecto de las actuales no será indiferente y podrá motivar un inicio de unidad político-partidaria en la región. Fuente: Ministerio del Interior de la Nación (*) Licenciado en Ciencias Políticas Area Política-PIGPP |
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