Domingo 4 de mayo de 2003
 

Se inclinó la cancha

 

Por Arnaldo Paganetti

  Si fuera un partido de fútbol, podría decirse que se jugó el primer tiempo y que a media hora del final Néstor Kirchner se va imponiendo a Carlos Menem por dos a cero y con un penal a favor. Pero el riojano es un animal político que, aún percibiendo que no es imbatible, apela a cualquier tipo de recursos para llegar al minuto 90 - el 18 de mayo -, con un resultado agónicamente favorable. La escasa diferencia alcanzada en el turno del 27 de abril no le sirvió al ex Presidente para demostrar su superioridad y liderazgo. Por el contrario, como fue describiendo "Río Negro" a lo largo de la semana, el sector del riojano ingresó en una deliberación permanente que hizo eclosión con la desarticulación de equipos armados sobre una base de triunfalismo mágico que no se compadeció con la realidad.
Mientras Néstor Kirchner hace la plancha (pesca por izquierda y agita el fantasma de la corrupción anatematizada por la administración republicana de EE.UU.), su rival, al que "ningunea", incurrió en actos desesperados que lo llevaron a trastabillar de error en error.
Se mostró irritado la noche del primer turno electoral. Cuando los datos oficiales lo daban ganando por poco más de dos puntos, se apoyó en cifras inexistentes de la Gendarmería y dijo equivocadamente que terminaría adelante por 8 o 10 por ciento. Auguró soberbio que la segunda vuelta sería un trámite formal, aunque lo cierto es que ni en esa jornada del 27 de abril pudo bailar la zamba que lo llevaría al toque a la Rosada.
La crisis sobrevino en el elenco estable del menemismo. Eduardo Bauzá se apartó para presionar para lograr la expulsión de Alberto Kohan. Y el intendente de Escobar, el comisario Luis Patti, exigió limpieza y la salida de Alberto Pierri.
En la intimidad, Menem deslizó la palabra "traición" y le demandó explicaciones a Pierri por los magros números obtenidos en La Matanza (los votos de ese populoso partido representen los de 17 provincias): "¿No era que ganábamos por 15 puntos? ¿Qué pasó con los fiscales? Me hiciste subestimar a mis enemigos", reprochó al "muñeco" por su caída estrepitosa frente al duhaldista Alberto Balestrini.
Con el correr de los días, en el afán por no abandonar el centro del ring, Menem caminó en sentido inverso al predicado a lo largo de años. Fue al pie de Adolfo Rodríguez Saá, al que le ofreció en San Luis el 30% de los cargos, aún a sabiendas que el puntano sólo puede brindarle el apoyo incondicional del distrito cuyano, porque la tropa se le insubordinó marcando diferencias abismales con el riojano.
El desafío a debatir lanzado por Menem a Kirchner, como era de suponer, cayó en saco roto y la conformación de un gabinete con caras nuevas se hizo venciendo su propia resistencia. Tomó la batuta de la campaña el salteño Juan Carlos Romero, quien impuso a Carlos Melconián en Economía, para disputar la clase media. Mario Blejer, ex titular del Banco Central, se encargaría de la negociación de la deuda externa, siempre y cuando el establishment renueve por lo bajo la apuesta por el peronista nacido en Anillaco.
¿Es el entorno lo que daña o el eje principal alrededor del cual gira? El poderoso aparato de Eduardo Duhalde, con los recursos del Estado, va presionando a gobernadores (sumaría a José Manuel De la Sota, en Córdoba y a Carlos Reutemann, en la Santa Fe agobiada por las trágicas inundaciones) y a dirigentes de peso como el entrerriano Jorge Busti. Los grandes gremios también se van abroquelando detrás de Kirchner.
"Se va inclinando la cancha. Los peronistas olfatean hacia donde se desliza el poder", comenta un pragmático justicialista experto en nadar a favor de la corriente, como suelen hacer intendentes, legisladores y concejales.
El panorama adverso, insistimos, no hará desertar a Menem, quien encomendó a Romero la tarea de "ahuyentar a los indeseables", en tanto él procura socavar las bases liberales de Ricardo López Murphy y hurtarle votos a Elisa Carrió en el Gran Buenos Aires.
Carlos Corach y el empresario Francisco de Narváez (quien coqueteó con Mauricio Macri y Duhalde) son los encargados de tratar de aflojar al ex ministro de Fernando De la Rúa, quien dio libertad de acción a sus seguidores, apostando a consolidar un partido pro mercado y anti mafia para el 2007.
De Narváez argumenta ante los banqueros que Kirchner es un keynessiano que gobierna un territorio que produce el 20 por ciento del petróleo del país y recibe regalías como Mendoza cuando tiene apenas el 0.7 por ciento de la población nacional. Hace hincapié en que por eso se da el lujo de tener un exceso de empleados públicos y se ufana de haber erradicado los problemas sociales. "Qué vivo - dice - hay que ver si es capaz como Menem de controlar las arcas de la Nación, que está endeudada hasta los tuétanos y administra la escasez".
La discusión acerca de los "modelos" encierra alguna trampa: cualquiera que sea el ministro de Economía futuro, tendrá que sentarse a negociar con los organismos internacionales. Brasil, con el socialista Lula, se permite plantar banderas ante Estados Unidos, pero hoy ya participa del programa de reconstrucción de Irak, algo que le está vedado a nuestro país, que es, con su declaración de default, algo así como un paria en el mundo.
En las próximas semanas Menem no se quedará quieto. Irá a los programas de penetración popular y se sumergirá en el barro de la provincia de Buenos Aires, como hizo en 1988, sin ningún tipo de vergüenza. Hace 16 meses estaba desahuciado en la cárcel en Don Torcuato. Hoy consolidó una franja alrededor de cinco millones de menemistas.
Claro, la sociedad pasó por un calvario de la que también es responsable. Hastiada del menemismo y dándole la espalda al actual presidente provisional Duhalde, se esperanzó con Fernando De la Rúa y Carlos "Chacho" Alvarez. Pero estos no dieron respuestas políticas y sociales y fueron incapaces de encarrilar a funcionarios que se enriquecieron a costa de la miseria de una mayoría que fue perdiendo trabajos y expectativas.
La vigencia de Menem se debe en parte al fracaso de los que lo sucedieron. El adversario del presente, también peronista, no se deja manejar.
Sin ser un "chirolita" o un "Cámpora", como le endilgan sus detractores, presenta no obstante el inconveniente de depender del duhaldismo, un conglomerado con tantas mañas como el menemismo, aunque con vertientes rescatables por su acción, como la que representa el gobernador Felipe Solá.
Kirchner no participará de actos multitudinarios. Se dedicará a recorrer distritos y a tranquilizar a los factores de poder que desconfían de su pasado setentista. Su esposa Cristina Fernández, le aporta garra (fue la que más se opuso en el Senado al "matón" Luis Barrionuevo) y le sugiere ir desprendiéndose de lo peor del duhaldismo.
Salvo la presencia confirmada de Roberto Lavagna y Ginés González García en un eventual futuro gabinete de Kirchner, Duhalde tratará de no mostrarse como un tutor estricto. Prevé ausentarse de Buenos Aires unos meses después del 25 de mayo.
"Te acompaño, pero la responsabilidad de gobernar es tuya", tranquilizó Duhalde al patagónico.
De paso por la capital argentina, el nobel de Literatura José Saramago, opinó que la mística nacional sobre Eva y Perón poco se compadece con la realidad concreta actual. Sostener lo contrario - hizo notar - es fantasear con que "los muertos no están muertos y los vivos no están vivos".

Arnaldo Paganetti
arnaldopaganetti@rionegro.com.ar

     
     
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