Viernes 30 de mayo de 2003

  Disparos y golpes durante un violento asalto en Neuquén
 

Una familia fue atacada en su casa por tres sujetos. Hubo lucha, cortes y un balazo que erró el blanco.

 
Nelson Shae, con las huellas del duro castigo que recibió en la cabeza. Cuando el delincuente les disparó con su arma, pensó que era el final.
NEUQUEN (AN)- "Cuando el tipo nos apuntó con el arma pensé; "chau, se acabó". Tenía a mi hijo al lado y a mi hija detrás. El balazo pasó entre nosotros, sin lastimar a nadie, y pegó contra un mueble. De ahí lo sacó después la Policía".
Nelson Shae (43 años) se dedica a la actividad petrolera y regresó el año pasado de Venezuela, donde pasó cinco años. "Ese país sí que es peligroso", dice. Pero nunca pensó que la peor pesadilla de su vida le tocaría sufrirla en su tranquila casa de Elordi al 1.000, donde ayer lo asaltaron tres sujetos violentos y dispuestos a todo.
Los delincuentes lo golpearon a él, a sus familiares y a una empleada. Luchó con ellos y escuchó el silbido de un plomo destinado a matarlo. Al final, los asaltantes escaparon llevándose tres bicicletas como modesto botín y dos fueron detenidos casi de inmediato por la policía.
En forma pausada y tranquila, Shae relató ayer a "Río Negro" y al canal de noticias TN la dramática experiencia que le tocó atravesar en una mañana que parecía destinada a ser igual a cualquier otra, y en la que estuvo en juego su vida y la de aquellos que más quiere.
Su esposa se levantó temprano y se fue al locutorio de su propiedad ubicado a pocas cuadras. "Yo me quedé de casualidad, porque a diferencia de otras veces tenía distintos compromisos. Mis dos hijos dormían en sus habitaciones", contó Shae, en cuya cabeza luce numerosos vendajes y cortes, huellas del castigo que sufrió.
El hombre se levantó minutos antes de las 8. Caminó del dormitorio a la cocina para preparar el desayuno y se topó con un desconocido en la amplia sala de la planta baja de la casa. "Parece que forzaron la puerta de una patada y entraron. Primero ví a uno solo, que se sorprendió tanto como yo. Creo que no esperaban encontrar gente en la casa", indicó la víctima.
El sujeto, de unos 25 años, le gritó que no lo mirara mientras trataba de ocultar su cara en la que no llevaba capucha. Shae se enteró después de que otro asaltante se había metido en la habitación de su hija, de 22 años, y la mantenía amenazada.
La empleada doméstica llevó la peor parte: "le pegaron patadas y trompadas en el pecho. La mujer cayó en el baño y se encerró, casi desmayada". Fue la única que descubrió que los asaltantes eran tres ya que las otras víctimas vieron uno, o dos.
Shae relató que el ladrón que estaba con él "me pegó varios culatazos en la cabeza, me tapó la cabeza con una campera de mi hijo y pedía plata. Yo le contesté que la tenía en el auto, donde había quedado mi billetera. Pero el tipo no entraba en razones, no sé si estaba drogado o qué".
Con la cabeza cubierta, el hombre fue conducido hasta la habitación de su hija. "Cuando me tiraron en la cama me dí cuenta de que ella también estaba allí, algo que hasta entonces yo no sabía. La mantenía amenazada otro delincuente, le había metido el arma en la boca", relató.
Shae no permaneció mucho tiempo en esa habitación. El ladrón que estaba con él lo obligó a caminar hacia otra dependencia de la casa, siempre con el objetivo de buscar dinero. Entonces ocurrió una situación curiosa: "él no sabía ni dónde estaba ni adónde quería ir (la vivienda es amplia) y en un momento nos separamos y lo perdí de vista. Podría haberme escondido, pero tenían a mi hija de rehén así que busqué al delincuente. Cuando me vio, volvió a pegarme y gritarme".

Lucha en el dormitorio

El drama continuó. "Siempre bajo amenazas, subimos a la planta alta y fuimos al dormitorio de mi hijo, de 19 años. Cuando me vio entrar, bañado en sangre, reaccionó y se lanzó sobre el delincuente".
"Yo aproveché y lo agarramos entre los dos. Nos trabamos en lucha pero no lo podíamos voltear, ofrecía una resistencia inusual", añadió Shae. "Además del arma de fuego tenía una navaja, la verdad es que me podría haber matado, o a mi hijo", reflexionó el hombre.
La feroz pelea fue interrumpida por el grito de otro de los asaltantes: "Soltalo o le tiro a tu hija", amenazó.
Padre e hijo liberaron entonces al delincuente, quien se puso de pie y les apuntó con el arma. En eso llegó la hija de Shae, acompañada del otro asaltante. La joven fue junto a su padre y su hermano.
"El tipo empezó a avanzar, apuntándonos, y nosotros a retroceder", contó Shae. "Mi hijo estaba a mi lado, mi hija detrás. El tipo no podía lograr que el arma funcionara, además de que era muy vieja estaba con desperfectos por tantos culatazos que me había dado. Yo pensé "chau, se acabó", y en eso largó el tiro".
"Fue un fogonazo", continuó. "No sé por dónde pasó el plomo pero no nos lastimó y pegó contra un mueble. Después la policía lo rescató", indicó el hombre.
En eso se escucharon ruidos en la planta baja. "Era mi esposa que estacionó la camioneta. No sé qué pensaron los tipos pero nos soltaron y se fueron".
A la pasada agarraron un reloj, una campera y cada uno montó en una bicicleta. La mujer vio a uno de ellos y creyó que era un amigo de su hijo. La Policía "llegó muy rápido y los agarraron, porque mi señora había visto hacia dónde huían".
Shae concluyó: "Fue terrible, terminamos todos muy golpeados, pero creo que dentro de todo la sacamos barata".

Zona insegura

NEUQUEN (AN)- La zona donde está la vivienda de la familia Shae conoce de robos. Por eso, en las próximas horas los vecinos de varias manzanas a la redonda se reunirán para discutir un plan de seguridad.
"La policía pasa cada tanto, pero los ladrones son muchos más", indicó Nelson Shae. "Yo voy a proponer que contratemos personal para vigilancia y seguridad, y si están armados mejor".
Además del locutorio, el hombre se dedica a la actividad petrolera. Por su trabajo estuvo cinco años en Venezuela. "Allá es muy peligroso, es pesado en serio y todo el mundo anda armado. Lamentablemente acá vamos por el mismo camino", reflexionó.
Su locutorio, ubicado sobre calle Belgrano, todavía no sufrió ningún asalto "pero no va a tardar en pasar algo porque ya robaron en otros comercios de la zona. Por acá anda gente de paso, mira mucho, vigilando los movimientos y cuando puede dá un golpe", indicó.
En su opinión, los asaltantes que lo atacaron ayer creían que en su vivienda no había nadie. "Siempre salimos todos muy temprano, lo de hoy fue una excepción. Por eso me sorprendí tanto yo como el asaltante cuando nos encontramos en la sala", dijo Shae.

   
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