Para la Justicia, fue clave la declaración de un camionero que se negó a robar para la red

El Ford Mondeo en el que se movilizaba Bevacqua cuando fue detenido en Regina a principios de mes.

NEUQUEN (AN)- La declaración de un camionero que se negó a robar petróleo de una batería de la región fue una de las pruebas utilizadas por la justicia en contra de "la banda del crudo", la poderosa organización que en los últimos meses habría robado miles de litros del fluido.
El transportista, cuya identidad se mantiene en reserva, relató todas las idas y vueltas que tuvo que hacer siguiendo instrucciones de miembros de la banda hasta que se dio cuenta de que querían utilizar su camión para algo ilegal.
Cuando lo llevaron de noche hasta una batería para que pinchara un caño, se plantó firme: "entre los yuyos no, esto es choreo hermano", les dijo, y los abandonó.
El hombre vive en la localidad bonaerense de Pergamino, donde lo ubicó una comisión de investigadores neuquinos que lo trasladó hasta aquí para que preste una declaración considerada fundamental. Aunque desconoce los nombres de las personas para las cuales estuvo a punto de trabajar, los describió físicamente y esos datos coincidirían con las características de algunos de los imputados.
Como se informó ayer, seis integrantes de la banda del crudo fueron procesados con prisión preventiva acusados de "asociación ilícita y robos reiterados calificados". Se trata de Osvaldo Hugo Bevacqua (50 años, presunto jefe de la organización); José Manuel Molina Infante (42); Hugo Javier Gigena (29); Jorge Alberto Ontiveros (47); Roberto Enrique Berra (56) y Eduardo Nelson Verdinelli (43).
Hay dos prófugos, entre ellos Jorge Castro, un empresario que compartiría el liderazgo con Bevacqua.
El camionero, a cuyo testimonio judicial este diario accedió ayer, relató que trabaja para un empresario de Buenos Aires quien a mediados de abril le pidió que viajara a Villa Regina para hacer una carga de crudo supuestamente legal.
Una vez en la localidad rionegrina tomó contacto con un hombre "de unos 50 años que se movilizaba en un Escort", quien le dijo que había cambiado el lugar de carga: sería en Catriel.
En viaje hacia allá, se detuvo a cenar en Sargento Vidal. Apareció otra vez el hombre del Escort junto con otro llamado Osvaldo (sería Bevacqua) con una nueva contraorden: tenía que regresar a Regina.
Al día siguiente estaba llegando de nuevo a Regina cuando el sujeto del Escort le cambió otra vez el destino: ahora sería Allen.
Como en las ocasiones anteriores, quedaron en encontrarse en una estación de servicios. Allí se reunió con un baterista (de una petrolera) quien se subió al camión. "Eran 20.30 -recordó el testigo- Atravesamos Allen y salimos para el lado de los cerros. A lo lejos se veía como una planta de bombeo, creí que ahí cargaríamos pero en cambio tomamos por un camino angosto hasta que paramos en el medio del campo".
Añadió el chofer que "ahí había unas cinco mangueras que conectaron al camión. Estaban dos personas más pero apenas las pude ver porque estaba muy oscuro. Ahí me negué. Les dije: entre los yuyos no, esto es choreo hermano, y me fui".
El camionero discutió con los individuos, quienes intentaron hacerle cambiar de opinión y hasta lo hicieron hablar con alguien por teléfono, pero le cortó.
Decidió regresar a su casa. Su patrón le dijo, por teléfono, que cargara gasoil en Garín (allí tiene una planta la firma Estiquim, propiedad del prófugo Castro) y en ese lugar también le entregaron 200 pesos.
Este testigo no sería el único que se negó a trabajar para la banda. Por eso sus cabecillas decidieron empezar a robar crudo con camiones propios.
Justamente dos de los detenidos, Berra y Verdinelli, están acusados de aportar sus vehículos para la maniobra. Ambos tienen prisión preventiva.

Miles de litros y daño ecológico

NEUQUEN (AN)- La cifra oficial de petróleo crudo robado en la región es altísima. Sólo en el último año y medio, dos empresas denunciaron la sustracción de 320.000 litros que representan más de dos mil barriles cotizados unos 200.000 pesos. Pero los directivos de las petroleras reconocen que padecieron "innumerables sustracciones" en los yacimientos más alejados y con menos vigilancia, por lo que la cifra real es difícil de cuantificar.
Por otro lado, la investigación de la banda del crudo estableció que los ladrones causan desastres ecológicos. Las empresas detectaron derrames producto de ductos perforados; también se supo que varios camiones descubiertos en pleno robo huyeron dejando caer toda su carga en el camino.
"Una vez sorprendimos a un vehículo en Bajada del Palo cuando había cargado 30 metros cúbicos", relató un directivo de PeCom que declaró ante la justicia. "El conductor huyó derramando el producto por más de tres kilómetros".
PeCom fue, justamente, una de las más afectadas por los piratas. Aunque no todos los hechos pueden atribuirse a la misma banda, entre enero del año pasado y abril último la empresa denunció siete robos, por un total de más de 160.000 litros.
Cada una de las sustracciones detectadas fue por un mínimo de 12.000 litros a un máximo de 35.000. Esos valores coinciden con la capacidad de carga de un camión, con y sin acoplado.
Pioneer, por su parte, padeció cinco robos en apenas 15 días. En un año y medio denunciaron ocho casos, que representaron 157.000 litros de crudo.
Además, la firma descubrió cinco válvulas instaladas clandestinamente en el oleoducto Fernández Oro a Oldelval, varias mangueras y una pala. Las utilizaban para "ordeñar" el caño.
En cuanto a los derrames, Pecom denunció dos casos en los yacimientos "Río Neuquén" y otro en el pozo "RN87". Se debían, según la exposición ante la justicia, tanto a ductos perforados para concretar el robo como a camiones que vaciaron su carga completa.