Jueves 22 de mayo de 2003

  Otra vez el "cuento del tío" con cubiertas para camiones
 
  NEUQUEN (AN).- Los estafadores que se mueven por el barrio Valentina Sur siguen haciendo de las suyas. Con el mismo método de siempre (la supuesta oferta de cubiertas a muy buen precio), volvieron a embaucar a un comprador de buena fe y se quedaron con su dinero. A pesar de las numerosas denuncias en su contra, los delincuentes permanecen libres.
El método, sobre el cual ha informado en numerosas ocasiones este diario, sigue demostrando su eficacia. Esta vez, según dejó trascender ayer la Policía, la víctima fue un vecino de Villa Regina cuya identidad no fue suministrada.
En esa ciudad rionegrina los estafadores habían "volanteado" con su tentadora oferta de cubiertas para camiones a muy buen precio. Es evidente que están ampliando su radio de acción quizá porque en esta capital ya son demasiado conocidos.
Interesado, el reginense viajó hasta Neuquén y tomó contacto con los supuestos vendedores en una vivienda del barrio Valentina Sur. Allí cerró el negocio, entregó una suma de dinero y se quedó esperando que le trajeran la mercadería.
El tiempo pasaba y las cubiertas no aparecían. En cambio se presentó otro sujeto que le dijo que los "vendedores" no vivían allí y lo intimó a que se retirara.
Sin la plata y sin las ruedas, el vecino de Regina fue hasta la comisaría 12 a radicar la denuncia.
En noviembre del año pasado, "Río Negro" reveló que se estaba realizando esta maniobra con una supuesta oferta de cubiertas para camiones, y que varios interesados habían caído en la trampa.
De acuerdo con fuentes policiales, los ejecutores de este "cuento del tío" son siempre los mismos pero hasta ahora nunca fueron detenidos. Se trata de un grupo de sujetos que ofrece diversas mercaderías muy buscadas (electrodomésticos, televisores, computadoras, cubiertas) a precios inmejorables, a través de avisos en los diarios o volantes repartidos en la calle.
Por raro que parezca, los clientes que logran captar a través de los avisos les entregan el dinero antes de ver la mercadería que quieren adquirir. Y en realidad nunca la ven, porque con la plata en la mano los estafadores desaparecen por una puerta trasera y dejan a sus víctimas esperando en una vivienda que en realidad sólo ocupan para consumar la maniobra.
Se estima que los damnificados son muchos más que los que trascienden, porque la mayoría prefiere no hacer la denuncia.
   
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