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Miércoles 21 de mayo de 2003 | ||
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Disparó contra los delincuentes que la asaltaron | ||
Una mujer fue reducida durante unos 45 minutos en Bariloche. La obligaron a revelar la clave del cajero y extrajeron sus ahorros. Al huir, se les cayó un revólver y la víctima les disparó, sin herirlos. |
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La odisea de I.M., de 35 años, comenzó poco antes de las 20 del lunes, cuando estacionó su Fiat Siena en la calle que bordea la plaza Belgrano y fue abordada por dos individuos, uno de ellos armado, que la obligaron a regresar al vehículo y a recorrer con ellos algunas calles de la ciudad. Mientras uno de los ladrones demostraba un marcado nerviosismo, como si fuera la primera vez que participaba de un hecho semejante, el otro, que desconocía las calles de la ciudad, mantuvo la calma y el control de la situación en todo momento. Este individuo fue quien revisó la cartera de la mujer para sacarle la plata y todo cuanto tuviera de valor, y quien la obligó a revelarle la clave de su tarjeta de crédito cuando descubrió que la llevaba consigo. El mismo delincuente ingresó momentos después a la sucursal del Banco Francés ubicada en la avenida San Martín al 300, y retiró del cajero automático los ahorros de la damnificada, cuyo monto no fue difundido, pero no habría sido de mucha importancia. Con el dinero en su poder, los delincuentes buscaron un lugar alejado y oscuro para abandonar a la mujer y al auto, y se dirigieron hasta el final de la calle Misiones, donde el arroyo Ñireco desemboca en el lago Nahuel Huapi, cerca de la trampa para truchas de salmonicultura y de la pasarela peatonal que une ambas márgenes del curso de agua. Al escapar por sobre esa pasarela, evitando que la damnificada pudiera perseguirlos con su auto, los asaltantes no advirtieron que habían dejado o se les había caído el revólver, que fue empuñado por la mujer para efectuar dos disparos al aire. En ese instante los delincuentes echaron de menos el arma y volvieron sobre sus pasos decididos a recuperarla, pero lejos de amedrentarse I.M. descargó el cargador en dirección a ellos, con mala puntería, pero logrando el objetivo de ponerlos en fuga. La policía llegó poco después al lugar, alertada por los vecinos, y encontró a la damnificada junto a su perrito, que había compartido con ella la odisea. Antecedente similar Si bien los robos en cercanías de los cajeros automáticos no son extraños en la ciudad, sólo existe un antecedente similar al ocurrido el lunes por la noche. Ese hecho se produjo cerca de la medianoche del 25 de julio de 1998, cuando dos delincuentes se presentaron en el domicilio ubicado en Otto Goedecke 667 e intimidaron a sus ocupantes con un arma de fuego. Los asaltantes le reclamaban a la propietaria, Sandra Martínez, 40 mil pesos de una presunta operación inmobiliaria, que no existía, pero se conformaron con llevar a su cuñado, Javier Bilat, para que retirara sus ahorros del Banco de Río Negro que funcionaba en la calle Mitre. Por esa hecho fue juzgado Pedro Salinas, un joven mendocino al que investigaron por su presunta participación en los asaltos al Casino de Bariloche y a Casa Tía, porque Sandra Martínez lo reconoció en rueda de presos. Sin embargo, la mujer se retractó en el debate y Salinas resultó libre de todos los cargos. |
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