Jueves 15 de mayo de 2003

  Cometió un crimen, pero quedó libre
 

Se trata de un joven que, siendo menor de edad, fue hallado responsable del crimen de un empresario hotelero de Bariloche. La Cámara Primera consideró que el tratamiento tutelar al que había sido condenado resultó positivo, por lo que no será enviado a prisión. La víctima había recibido alrededor de 30 puñaladas.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Los jueces de la Cámara Primera del Crimen consideraron efectivo el tratamiento tutelar que recibió uno de los autores del homicidio del profesional hotelero Alejandro Healy, y decidieron que no era necesario imponerle pena alguna por su participación en uno de los crímenes más espantosos que se recuerden en esta ciudad.
En su carácter de menor imputable, y con antecedentes por robo con armas entre otros delitos, Rodrigo Silva fue declarado responsable del homicidio de Alejandro Healy, al que mataron de 31 puñaladas para ocultar un robo y asegurarse la impunidad. Por el mismo hecho e igual grado de responsabilidad, Marcelo Sepúlveda, su cómplice, cumple pena de prisión perpetua desde que fue detenido en junio de 1999.
El 2 de julio de 1998 la policía allanó el domicilio que habitaba la víctima en la Península de San Pedro, a pedido de amigos que se alarmaron porque no contestaba sus llamados.
Desde el comienzo de la investigación la policía tuvo la certeza de que el hecho había sido cometido por personas conocidas de la víctima, aunque también analizaron una probable conexión mafiosa, porque el cadáver presentaba más de 30 puñaladas, le faltaba una mano, tenía el estómago destrozado y su auto fue hallado quemado en el kilómetro 13 de la ruta 258.
Después se supo que las mutilaciones las habían ocasionado los feroces perros de Healy, y que el homicidio se había consumado entre la noche del 27 y la madrugada del 28 de junio de 1998.
Las llamadas efectuadas desde el celular de Healy a una base de taxis dieron la primera pista que condujo hasta los autores, y otros indicios condujeron a Silva, que fue localizado en una casa de Jacobacci. Al ser detenido le endilgó la mayor responsabilidad a su cómplice, Marcelo Sepúlveda, y éste fue detenido un año después en una casa del Alto.
Las declaraciones de Silva sirvieron para condenar a Sepúlveda, pese a que ambos se imputaban mutuamente la autoría material del homicidio. Sin embargo, los jueces no llegaron a diferenciar el encuadramiento de la actividad que le cupo a cada uno en el hecho, y los consideraron a ambos responsables del horrible homicidio calificado.
Sepúlveda continúa cumpliendo su pena en la alcaidía, en tanto que Silva alternó su tratamiento entre una casa del hogar "Convivir" y el domicilio de su madre, con permiso para asistir al colegio nocturno y trabajar como fletero en una empresa. Ahora, tras analizar las constancias obrantes en la causa, la Cámara Primera llegó a la conclusión de que Silva "ha alcanzado un adecuado nivel de madurez, ajustado su vida a niveles de comportamiento socialmente adecuados, y que no constituye de modo alguno un riesgo para sí o para terceras personas".
También mencionan que la "evolución queda a las claras en el trabajo que actualmente desarrolla, los compromisos asumidos para con su familia y consigo mismo y, en definitiva, en la ausencia de otros comportamientos conflictivos", pero omitieron mencionar que el 10 de julio del año pasado fue detenido por agentes de la comisaría Segunda al finalizar un corte de ruta que incluyó una marcha por las calles, la quema de una bandera y la destrucción de varias vidrieras.
   
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