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Viernes 30 de mayo de 2003 | ||
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Se espera la reacción de Ríver, si no Pellegrini corre peligro | ||
El choque del domingo es tan decisivo para el futuro del equipo como para el del técnico. Boca sabe que si le va bien ante el "Millo", se le allana mucho el camino al título. |
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Ríver tendrá ante sí un partido decisivo para ir en busca de la única aspiración que le queda al ciclo Pellegrini, que es conseguir el torneo Clausura, y para eso los jugadores deben transformar la carga de la dura derrota ante el América de Cali y el hecho de jugar en la "Bombonera" en una enorme motivación para atenuar la frustración de la Copa. Por su parte la conducción institucional tendrá una ocasión propicia para mostrar hasta dónde llega la magnitud del respaldo expuesto públicamente hacia el trabajo de Pellegrini, quien al caducar hoy su contrato tendrá de por sí menos contención para su continuidad que si el vínculo concluyera el 30 de junio. La eliminación de la Libertadores privó al entrenador chileno de gozar de una prórroga en el contrato, por lo que una eventual caída ante Boca lo pondrá fuera de juego y habrá que ver si los dirigentes de Ríver le levantan el banderín, algo que por ahora no parece demasiado práctico. Además de las secuelas por el golpe que le asestó el América, Ríver llega al superclásico con otros aspectos negativos que deberá sortear para salir airoso de la "Bombonera". El equipo viene de un viaje a Colombia que, dada la contundente derrota, produjo un desgaste físico y mental doble; el juego por abajo que pregona Pellegrini, basado en la técnica, es más un sistema que un recurso y el conjunto cuenta con delanteros que necesitan, en su mayoría, que se los asista para inquietar. Asimismo, Ríver en ofensiva se predispone al "embudo" porque a Pellegrini le encantan los dos volantes centrales y los dos teóricos armadores para acompañar a la dupla atacante. A favor, el conjunto de Núñez cuenta con la mentalidad ofensiva del chileno, que al margen de las obligaciones ya expuestas, lo hará ir al frente, mientras que el disponer de un armador natural como Andrés D"Alessandro y un volante con panorama como Luis González le da más chances para manejar prolijamente los ataques. Por su parte Boca posee varios aspectos positivos de cara al superclásico del domingo, entre los que el principal es ni más ni menos que la posibilidad de dejar al rival más pesado en la lucha por el título a cuatro puntos y, a la vez, meterlo en una crisis de imprevisibles consecuencias. Por lo demás, el doble frente de competencia tiene al equipo de Carlos Bianchi primero en el Clausura y clasificado a las semifinales de la Libertadores; el equipo posee cualidades colectivas por encima de las individuales y, además, maneja con más regularidad los partidos. A diferencia de Ríver, Boca cuenta con delanteros capaces de generar sus propias situaciones de gol (Guillermo Barros Schelotto, Carlos Tévez y Marcelo Delgado) y utiliza mejor el ancho de la cancha para atacar. Y en una cuestión que lo emparenta con el equipo de Pellegrini, la actitud ofensiva que postula Bianchi y el valor de la localía que el "Virrey" destaca garantizan que Boca no considerará el punto de ventaja que lleva en la tabla a la hora de proponer el partido. En contra, el conjunto de la Ribera no dispone de un generador de juego clásico (Ezequiel González no está aún en condiciones físicas para actuar), lo que podría atentar contra la claridad para atacar. Así llegan Boca y Ríver al superclásico, con un "millonario" en estado de urgencia y con los dos sabiendo perfectamente que, si entre los "primos se pelean", habrá un Vélez que los devore desde afuera. |
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