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El público colmó los distintos tramos de velocidad de la segunda etapa, aprovechando que algunos se repetían en dos oportunidades.
¿Qué mejor para ver en acción a los pilotos y autos dos veces sin andar mucho? Eso seguramente pensó David Eli, el máximo responsable de la organización del rally cuando diagramó la prueba, La planificó como una partida de ajedrez. Tramos cercanos entre uno y otro, que se repetían, como para mantener al público en su lugar.
Lo que no tuvo en cuenta, tanto él como los que lo acompañaron en la diagramación, fue lo que podía suceder si se tenía que suspender un tramo. Todos se olvidaron que la gente se iba a mover, por la proximidad entre los especiales. Después de semejante plantón, había que ver a los autos en velocidad de alguna forma.
Los que imaginaron que los aficionados no se iban a mover de un tramo hasta cerca de las 19, casi diez horas antes estaban libres cuando se suspendió el famoso especial del Perilago, entre Capilla del Monte y San Marcos Sierras. Este tramo se suspendió por el público el año anterior, pero éste no lo tuvieron en cuenta.
Fue una táctica equivocada, que se convirtió en una verdadera "ruleta rusa" para la organización, que a poco estuvo de arruinar esta fiesta del rally.
El público no estaba tan mal ubicado, tal vez respetó su posición como nunca en esta prueba, pero el encargado de seguridad de la FIA estaba decidido a imponer sus condiciones. Fue por eso que se suspendieron los dos primeros especiales y se demoró mucho el inicio del tercero.
Pero pasaron muchas cosas más. Así, las cintas rojas no estuvieron en los lugares adecuados. En el Perilago, no dejaban poner a la gente en el interno de las curvas y sí en el externo, como donde se montó un sector VIP con carpas y tribunas. Pagando 120 pesos la seguridad pasó a segundo plano.
También en el shakedwon del jueves en San Esteban todo el tramo estuvo con cintas rojas, porque no habían de otro color.
Casi hubo "jaque mate" en la prueba, si se completó la segunda etapa fue por la pasión de la gente, que se bancó todo.
No estuvieron de acuerdo
VILLA CARLOS PAZ (Enviado especial).- No todos coincidieron con la decisión del encargado de la FIA en la suspensión de los dos primeros tramos de la segunda etapa. El cordobés Juan Pablo Raies, quien estaba siguiendo la prueba desde un helicóptero, comentó que "el público está bien ubicado, no entiendo qué motivos llevaron a tomar tan drástica decisión".
En tanto, Rubén García, navegante de Marcos Ligato, aseguró que "estas suspensiones no tienen sentido, van a terminar complicando todo".
Cuanta razón tuvo, porque por las demoras que se registraron al final se suspendieron otros tres tramos más por falta de luz y en definitiva apenas de nueve sólo se disputaron tres.
Otros que no coincidieron con suspender los tramos fueron el navegante Jose María Volta y Martín Christie.
Volta aseguró que "no entiendo la decisión de pararlo, el público está bien ubicado y en los lugares permitidos. Que alguno se acerca cuando pasa un auto, seguro, pero pasa en todas las pruebas".
Mientras, Christie expresó que "lamentablemente no privó el sentido común y se arruinó una fiesta".
Ante todo, los recursos naturales
VILLA CARLOS PAZ (Enviado especial).- Para evitar impactos ambientales con la disputa del Rally de la República Argentina, se tomaron una serie de medidas para preservar los recursos naturales.
Estas medidas se enmarcan en dos grandes grupos, como son la prevención de incendios forestales y la gestión de residuos para evitar el deterioro habitual de la zona de las serranías cordobesas por la actitud de los miles de aficionados que presenciarán la prueba, arrojando basura sin algún control.
Para la prevención de los incendios se cuenta con un avión vigía que recorrerá todos los tramos especiales, en permanente contacto con el Centro de Coordinación y con cada Base Operativa.
En cada base está asentada una "brigada de trabajo", con una dotación de 30 bomberos voluntarios próximos a los sectores de disputa de la prueba.
También en ese lugar se ubican dos helicópteros, un avión "cesna caravan" que cumple funciones sanitarias y de transporte de personal, y dos aviones hidrantes, uno adquirido recientemente y de última generación, con una capacidad en su cisterna tres veces superior a los comunes.
Ante la detección de un foco de incendio por parte del avión vigía, se dispondrá la partida de un primer helicóptero con personal y equipo para sofocarlo. De ser necesario refuerzo se enviará otro helicóptero y como tercer recurso el avión hidrante.
Los lugares de asentamientos son el Aeroclub Dean Funes y el de La Cumbre, donde se instaló una base logística para el racionamiento de todo el personal de la brigada como de los encargados de la recolección de residuos.
Después de cada etapa se utiliza un móvil de la Dirección de Ambiente que recorre todos los tramos especiales, realizando un barrido a fin de detectar y apagar cualquier foco de incendio.
Para la gestión de los residuos se implementó un programa de concientización y limpieza mediante un grupo de jóvenes.
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