Martes 20 de mayo de 2003 | ||
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La música del siglo XX brilló en Neuquén | |
Con espectadores de pie y muchos que se debieron retirar por estar agotadas las entradas, se realizó el sábado en el Aula Magna de la UNC un atractivo concierto del Cuarteto Milenio y Marta Blanco dentro del ciclo de Armonicus. |
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NEUQUEN (AN).- Fue una experiencia reconfortante asistir al concierto del pasado sábado de Armonicus en Neuquén en el que actuó el Cuarteto de Cuerdas Milenio con la mezzosoprano Marta Blanco. Es un conjunto de experimentados músicos argentinos que son artífices del proyecto de difundir las obras de autores del siglo pasado y de la actualidad. La función se concretó con el auspicio del diario "Río Negro" y la "Fundación Diadema Capsa Capex". Escuchar música de autores que se nutrieron en las nuevas corrientes estéticas del siglo XX y que tuvieron orígenes distintos, requiere la necesidad de un esfuerzo auditivo para el oyente. En esta oportunidad quedó ratificado que cuando las obras elegidas pertenecen a compositores de jerarquía -Astor Piazzolla, Alicia Terzián, Ottorino Respighi y Dimitri Shostakovich-, se obtiene el interés de la audiencia y su aplauso generoso, como quedó demostrado en este concierto realizado en el aula magna de la UNC en el ciclo que auspicia diario "Río Negro". El cuarteto de cuerdas formado por Rafael Gintoli y Sergio Polizzi en violines, Mario Fiocca en viola y Carlos Nozzi en violoncello, abrió el concierto con la perfecta y reconocible ejecución de los tangos "Adiós Nonino" y "La muerte del ángel" de Piazzolla, obras a las que le imprimieron el sello característico del ritmo tanguero. Siguió la ejecución de "Tres piezas para cuarteto de cuerdas, Op. 4" de Alicia Terzián, en el que recrearon el clima y paisaje que subyace en los movimientos "Canción pastoril", "Pastoral" y "Danza mística". Luego se unió al grupo la mezzosoprano Marta Blanco quien expuso con justeza y el estilo italiano del post romanticismo de "Il Tramonto" (el crepúsculo), que Ottorino Respighi compuso en 1919 siguiendo un poema de Pierce Shelley. Con naturalidad, sencillez y aplomo, dio testimonio de una singular capacidad de musicalidad y el placer que la envuelve para hacer música. La segunda parte del concierto estuvo dedicada a Dimitri Shostakovich, a través de la ejecución de su "Cuarteto para cuerdas NÂș4, Op. 83", el más difundido de sus cuartetos. Su lenguaje es completo, como si toda la experiencia de la música contemporánea se acumulara en la obra. El sonido enérgico de los músicos tradujo la solidez y belleza de su forma, que emergieron con toda la pasión de los sentimientos que evoca la pieza. El primer bis del cuarteto, para una función dedicada a compositores que han sido representativos del siglo XX, fue con una joyita de Mozart: el primer movimiento de la "Pequeña música Nocturna" en su diseño original para cuarteto de cuerdas y posteriormente reapareció la atmósfera de los sonidos actuales con "La muerte del ángel" de Piazzolla, que cerró una noche con música que no es de habitual audición en nuestro medio. Juan Carlos Tarifa |
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