Domingo 11 de mayo de 2003

  La peña: ¿Patrimonio argentino?
 
  El tema es polémico. Lo es por una razón muy simple: en las comidas los patrimonios son más bien regionales, antes que de una provincia o un país.
Los límites son tan estrechos que mal podríamos establecer que una comida pertenece a tal o cual país, cuando se habla de culturas y tradiciones muy ligadas. Argentina con Chile, con Uruguay, Paraguay y Bolivia en realidad constituyen para este tema un gran país.
Todo esto viene a cuento de una iniciativa del gobierno nacional, que impulsa que el asado de carne vacuna, la empanada y el dulce de leche, sean declarados Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico de la Argentina, según afirman desde la Secretaria de Cultura.
La iniciativa generó reacciones inmediatas en los países vecinos, sobre todo en el Uruguay, donde la gente opinó en los medios de comunicación simplemente con una pregunta. ¿Por qué los uruguayos no podríamos decir que esos mismos productos son patrimonio de este país?.
En realidad la duda mayor pasa por el asado, porque casi no hay diferencias en el modo de hacerlo y en las tradiciones de la carne en uno y otro país. Otro tanto ocurre con el dulce de leche, que no se fabrica en Europa o Estados Unidos, pero sí en Uruguay con calidad similar a la argentina.
Quién podría certificar que tanto el dulce como el asado y la empanada son efectivamente de aquí. Una discusión interminable que necesariamente obliga a rastrear sobre el origen de esos productos.
No hay dudas que los tres alimentos forman parte de la tradición culinaria argentina, pero de la tradición al patrimonio hay en realidad un trecho largo.
La propuesta del gobierno impulsa "una reflexión sobre los modos en que las tradiciones culinarias y las renovaciones en las prácticas" pueden constituirse en valor agregado de las políticas del desarrollo.
En realidad, detrás de todo esto está el objetivo de que estos productos sean un distintivo del país, una marca propia, tal como otros distinguen a países en otras latitudes. Las marcas propias, así como el origen de los alimentos y su forma de elaboración son cada vez más una exigencia del mundo a la hora de comprar.
La polémica tiene sentido. Se sabe y lo dijimos en esta columna, que por ejemplo la empanada en realidad tiene origen árabe y fue traída al país por distintas corrientes inmigratorias, de manera que mal podríamos considerarla patrimonio argentino.
Tal vez sí, existan empanadas típicamente argentinas, así como las chilenas son diferentes desde el condimento que le ponen hasta la pasta que utilizan para el relleno. Ni mejores ni peores, distintas.
La discusión está planteada y si bien no es una cuestión de estado, forma parte de una iniciativa oficial que busca una especie de distinción para esos productos. Y tal vez otros países hayan hecho lo mismo, generando discusiones interminables.
Lo cierto es que más allá de todo esto, nadie les quitará el sabor y el aroma a un buen dulce de leche, a una empanada o a un asado, capaces de hacernos agua la boca.

Jorge Vergara
jvergara@rionegro.com.ar

   
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