Jueves 8 de mayo de 2003

 

"El tiempo está a mi favor y sé esperar"

 

Europa le dio su apoyo, pero los aplausos de franceses y españoles no bastaban, necesitaba que sus compatriotas lo reconocieran. Por esto Jairo regresó hace ya unos años a la Argentina. Aquí mantiene su espíritu independiente y busca quienes lo conmuevan para a su vez conmover al público, lo que logra con sus interpretaciones. El cantante hoy estará, a las 21.30, en el cine Español de Neuquén y mañana en el Círculo Italiano de Regina, a las 21.

 
Jairo prepara un disco con temas de Daniel Salzano y otro con obras de Piazzolla.
Mucho tiempo ha pasado desde que nació su pasión musical, a los seis años, en la escuela primaria "Pablo Pizzurno" del barrio La Banda, en Cruz del Eje. De los limpios y soleados atardeceres del invierno cordobés, cuando el aire le cortaba la cara y sentado en el caño de una bici, iba hacia su primera actuación en un oscuro bar. De las "Guitarreadas Crush" por Radio Universidad; desde que el auto-parlante de su pueblo chico, anunciaba a "The Twister´s boys, con las voces de Robert y Gonzalito". De "Ronda de estrellas", el concurso de Canal 12 donde lo bautizaron "Marito" González. Desde que debutó en el Hotel Savoy de Buenos Aires, cantando "Cucurrucucú paloma"; se instaló en una pensión de Palermo Viejo y firmó el primer contrato con Canal 13; de los bailes en Independiente y Rácing, Lanús, Huracán, el Centro Montañés; de los "Sábados Continuados" por Canal 9, junto al Club del Clan.
Treinta y tres años, de cuando voló a Madrid de la mano de Luis Aguilé; grabó su primer disco "Emociones" y conoció a Alberto Cortez, Patxi Andión, al catalán Lluis Llach, a Waldo De Los Ríos, a Juan Domingo Perón en su casa de Puerta de Hierro. Muchos, desde que apareció por TVE para toda España. Del casamiento, el 9 de mayo del 72, con Teresa Sainz de Los Terreros Jordán de Urríes, en Madrid. De su primer encuentro con María Elena Walsh y el nacimiento de Jairo Iván, un 17 de febrero del "73. Del 30 de junio del "75, cuando nació en Madrid su segundo hijo, Giácomo. De la primera presentación en el Olympia de París, y el encuentro con Atahualpa Yupanqui. Desde ese 20 de junio de 1978 en Madrid, cuando nace Mario. Mucho tiempo también, desde que decidió emprender el regreso a la Argentina.
"Estoy muy conforme de cómo me ha ido", define Jairo. "En realidad, volví buscando definir algunas cuestiones personales y en el plano profesional, para rehacer un camino. Yo era conocido en mi país por lo que había hecho en Europa y necesitaba que el reconocimiento se relacionara con lo que podía dar aquí. Esa fue mi meta de entonces y la he ido concretando a través de los años".
- Dejaste un país donde desde las esferas oficiales y privadas, se estimulan las actividades culturales y entre nosotros eso no ocurre del todo o sucede erráticamente...
- Es verdad, pero no me preocupó ni me preocupa, porque soy un artista claramente independiente. Nunca he dependido del aporte del Estado, discográficamente ya no tengo relación con discográficas multinacionales, estoy en la producción de mis espectáculos y discos. Las experiencias que tuve con multinacionales fueron bastante dificultosas, lo suficiente como para no reiterarlas. Me he topado con directores artísticos que conocían muy poco de mí, de mis inquietudes musicales, expresivas, de mi modo de ser y cantar. Y manejarme con sus criterios no era bueno. Esa independencia que me caracteriza, me permite unirme a repertorios, músicos, compositores, poetas, con los que la afinidad no se relaciona con lo comercial o con otros aspectos que no sean lo estético, lo musical, la expresión de las ideas, la comunicación de emociones...
- Fuera de las grandes compañías, la difusión es más lenta y difícil...
- Sí, me ha resultado así. Pero las ventajas de poder elegir desde el repertorio, la temática, los compañeros de trabajo, el arte de tapa, hasta el modo presentar un disco, son mucho más grandes que las dificultades. Estoy en este camino por el placer que me produce cantar, por el goce, por el estado de plenitud que me genera y no voy a perderlo por acelerar la difusión de un CD o vender más placas que el anterior. El tiempo está a mi favor y sé esperar.
- El goce al cantar está también ligado al cuidado de la voz.
- Ahí tengo una actitud absolutamente disciplinada. Llevo una vida metódica en función de cuidarla, he estudiado canto durante muchos años y me manejo ya solo con los conocimientos que adquirí, hago relajación, me cuido del frío, de los cambios bruscos de temperatura, no trasnocho. Las cuerdas vocales son dos músculos y como tales hay que cuidarlos, igual que un deportista...
- A Neuquén vas en avión y el aire acondicionado no es un buen amigo de las cuerdas, les quita su humedad natural.
- Es algo que me preocupa y busco hidratarme convenientemente, tomo líquidos calientes, mucha agua, prefiero no hablar durante el vuelo y busco relajarme porque me tensa el avión, le tengo aprehensión por más que trate de manejarlo psicológicamente. Pero, hay que viajar, así que no tengo más remedio que enfrentarlo y cuidar mi herramienta de trabajo.
- Y además, hay que trabajar el campo expresivo.
- Ahí siento que he crecido de un año a esta parte, en los últimos años, ni hablar desde cuando comencé. Buscando una palabra para definirme al respecto, además de metódico, soy riguroso y no me tengo piedad con la autocrítica. La hago con cada nueva tarea que encaro, con un concierto, con la grabación de un disco, la composición de las canciones. Soy la persona más dura que enfrento al cantar, conozco mis posibilidades, mis límites y si hay algo que no me permitiría, es defraudarme. Si en algún momento del futuro necesitara bajar la tonalidad de las canciones para poder cantarlas con la comodidad de ahora, no dudaría un segundo en dejar de cantar. Va a ser duro, seguro, decidirlo, pero no voy a andar con vueltas.
- ¿En qué anda la búsqueda constante de nuevos temas?
- Estamos terminando el armado del próximo disco con Daniel Salzano. Hace años que trabajamos juntos, somos muy amigos, nos bastan pocas palabras para entendernos. Daniel tiene un lenguaje muy personal, una poesía particular a la que yo aporto modestamente mi música. Hacemos una buena dupla. Cuando regrese de Neuquén, voy a Europa y vuelvo para grabarlo; va a salir en setiembre. En agosto viajo a Italia, a cantar en el teatro de Verona y presentar un nuevo compacto con obras de Astor Piazzolla.
- ¿Las que ya cantaste?
- Algunas... Astor las compuso con Jorge Luis Borges, con Horacio Ferrer, con Homero Manzi en los cincuenta y otras inéditas también, creadas en sus últimos años... Las que Ferrer y Piazzolla hicieron para mí como "Milonga del trovador" (81) y un par más que tenía guardadas. Astor me conocía. Le gustaba mi voz, mi registro, así que le propuso a Horacio que escribiera algo, pero que antes charlara conmigo. Lo hicimos, le conté momentos de mi vida, mi partida de Córdoba, el viaje a Europa, la llegada en París. Ferrer dijo que me veía como un juglar, un trovador y así surgió esa milonga, sencillamente.
- Se extraña su música...
- La de Piazzolla y Atahualpa Yupanqui, dos irrepetibles de la cultura nacional y universal. Yo los extraño.
- Tu interpretación es un modo de mantenerlos en la memoria y el conocimiento.
- Es mi trabajo. De ambos aprendí mucho del rigor que hoy tengo. Aprendí también que éste y cualquier camino que se relacione con lo expresivo requiere trabajo constante, no darse descanso en la búsqueda; y sobre todo, respeto por este preciado lenguaje que usamos, por nosotros mismos y por quienes lo reciben."
Veinte años transcurrieron desde que el pintor Antonio Seguí le presentó en París a Raúl Alfonsín, entonces candidato a presidente. Dieciocho, desde que nació en Laye, Francia, Lucía Esther, su única hija. Catorce, desde que Daniel Salzano le escribió desde Madrid a su casa de Triel Sur Seine, afueras de París, hablándole de unas canciones que tenía escritas y de la posibilidad de componer juntos. Once, desde que cantó en el Teatro Colón y en el Luna Park, junto a Ariel Ramírez. Ocho, desde el festejo de sus veinticinco años con la música con recitales en Córdoba y Buenos Aires, donde participaron Mercedes Sosa, Eladia Blázquez, Ana Belén, Lito Vitale, Ariel Ramírez, Jaime Torres, Peteco Carabajal, Piero, Pedro Aznar, Juan Baglietto, Víctor Heredia, La Mona Jiménez, Cacho Buenaventura, el Coro de la Facultad de Arquitectura de Córdoba, Graciela Borges... Muchos años, incontables canciones, partidas, encuentros, abrazos, cambios de casa, y su voz sigue vibrando inconfundible, nítida, emocionante, firme, apasionada.

Eduardo Rouillet

Cuando dejó de cantar

"Durante un período bastante prolongado tuve que dejar de cantar", rememora el cantante cordobés. "Me venía afectando una rinitis crónica que reducía de un modo considerable la capacidad de mis resonadores nasales. Llegó un momento en que debí parar y dedicarme por completo a tratar clínicamente el problema. Una vez que el médico halló la manera, comencé a trabajar de nuevo mi voz, a utilizar ese otro timbre que iba descubriendo. Fue como volver a empezar. Me afectó mucho, pero sirvió para encontrar la solución a la rinitis. Mientras eso pasaba, fue muy duro no cantar, llamarme a silencio, no poder expresarme". (E.R.).

   
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