Domingo 13 de abril de 2003 | ||
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A contraluz |
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"Nada engaña tanto como el propio juicio..." (Leonardo da Vinci). San Martín de los Andes, como otras "aldeas" de esta geografía de cuento que es el Corredor de los Lagos, vive días exultantes con el incremento del turismo, su motor económico. Que hay quimeras, por cierto; que hay pequeñas grandes miserias, qué duda cabe; que hay entuertos de entrecasa, pregúntenle a los municipales de paro y a los vecinos hartos de basura sin recoger. Pero al amparo de un aumento del 70% promedio de los pernoctes en el último verano, y de un 22% de esquiadores en el invierno pasado, no pocos se frotan las manos de alivio y alegría. La construcción se recupera, los comercios abren, y los agobiados de deudas ahora pagan y piensan en reinvertir. Este fenómeno disparado en coincidencia con la defunción de la convertibilidad, abrió camino a otro cuadro de situación que apenas si despunta, pero que esta columna intenta reconstruir en un contraluz de datos y especulaciones. Un primera evidencia: casi no quedan viviendas de alquiler. El presidente de la Cámara Inmobiliaria, José María Terrone, reconoció que es incesante el número de personas que buscan casa de arrendamiento permanente. Hay lista de espera. Si escasean casas de alquiler permanente al punto de comprimir la oferta de viviendas de alquiler turístico, es razonable pensar que ha crecido el número de personas deseosas de radicarse. Terrone afirma que las moradas más solicitadas y ya agotadas eran las de mejor categoría y las más caras, de 1.000 pesos mensuales y más. Si son tantos los dispuestos a pagar esas cifras, entonces el perfil del nuevo vecino sanmartinense es de segmento medio alto y alto por nivel de ingresos. Una curiosa relación: la mayor cantidad de turistas que visitó San Martín en verano se ubica en la franja "C1" (clase media-alta), con el 69%. Terrone cree -por dichos de clientes y colegas- que la mayoría de los que se afincan vienen a buscar sosiego corridos por la "locura e inseguridad" de las grandes ciudades. Tienen renta asegurada, vienen a invertir o traen aquí a la familia y mantienen sus negocios donde estaban. Otra curiosa relación: el 30% de las visitas estivales provino de Gran Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires, y otro 20% de la Capital Federal. Sitios de "locura e inseguridad", si es que uno le hace caso a los noticiarios de televisión. Acción Social del municipio recibe a diario pedidos de personas que no tienen vivienda o están en situación precaria. Muchas son familias que ya vivían aquí, pauperizadas por la crisis. Pero otras tantas han venido a buscar conchabo. Entonces, uniendo unos datos con otros, el perfil de nuevos vecinos seducidos por estas latitudes pareciera estar en la cúspide y en la base de la pirámide. Conclusión y preguntas: con buen dinero y corridos por la inseguridad, o con bolsillos flacos y ofertantes de brazos para trabajar, un aluvión de migrantes elige San Martín. Pero unos y otros consumen agua, electricidad, gas, cloacas, educación, salud... y quieren estacionar en la avenida San Martín durante las horas pico. ¿La ciudad está preparada? Mentes despiertas diseñaron una vía de escape para la presión que ya se hacía sentir desde hace años sobre el casco, ante la escasez de tierra que tiene esta villa encajonada entre cerros. Es el enclave de chacras 30 y 26, pero a tres años vista todavía hay gruesos asuntos de infraestructura por resolver. ¿Si sigue pendiente de solución aquello que se vislumbró como problema, cuánto se tardará en operar sobre aquello que ya es inquietante pero apenas si se ve? Fernando Bravo |
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