Lunes 7 de abril de 2003

 

Un buen balance para el plan de lucha contra el fuego

 
  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Pese a que la cantidad de 1.166 intervenciones de los brigadistas y bomberos es la más alta de la historia, en la reciente temporada disminuyeron en forma notable la cantidad de hectáreas afectadas por los incendios forestales. Además, esta temporada apenas hubo siniestros que afectaran el bosque nativo, y la superficie quemada, en su mayoría, fue de pastizales y matorrales.
En la temporada 2001-2002 el número de focos e intervenciones del SPLIF fue de 900, pero resultaron dañadas por el fuego 3.698 hectáreas, en lugar de las 67 hectáreas afectadas en la temporada 2002-2003.
La temporada de incendios comenzó en setiembre del año pasado con apenas 12 focos, que fueron rápidamente extinguidos, pero su número aumentó en forma constante, hasta llegar a 453 focos en marzo de 2003. Con todo, las fuerzas de lucha contra siniestros forestales actuaron con prontitud, evitando mayores perjuicios para el entorno natural.
Las condiciones climáticas y el consiguiente aumento del índice de peligrosidad de incendios compuso el escenario ideal para la proliferación de fuegos intencionales en plena primavera, y en el inicio del verano se produjeron los más importantes.
Fueron prendidos infinidad de focos en la ladera sur del cerro Otto que, en ocasiones, avivados por el fuerte viento, afectaron la vegetación arbustiva en cercanías de los barrios El Frutillar y 34 Hectáreas.
No obstante las condiciones adversas, el avistamiento temprano y la rápida acción de los bomberos evitaron daños de importancia a los campos y bosques.
El coordinador general del SPLIF, Roberto Molina, atribuyó el éxito de las tareas al sistema unificado de detección y ataque inicial, y a que recibieron en tiempo y forma el personal y los elementos necesarios para hacer frente a los siniestros.
Con 65 combatientes propios, más las brigadas de Parques Nacionales y el personal y medios del Plan Nacional de Manejo del Fuego, Molina consideró que habían tenido la asistencia necesaria de la Nación y la Provincia, y que también los había favorecido el acercamiento con las Juntas Vecinales.
El mayor foco de incendio de la zona se produjo en febrero en la estancia Paso Limay, ubicada a unos 100 kilómetros de Bariloche, aunque el siniestro no ocasionó la pérdida de alambrados ni animales, y sólo destruyó unas 10 mil hectáreas de pastizales.

Más focos

Lo más preocupante para las autoridades es el importante aumento de los focos de incendio. De los 182 registrados en 2000 pasaron a 299 en 2001, a 900 en 2002 y a los 1.166 actuales.
Y en casi todos ellos es innegable la participación humana e intencional, sobre todo de menores de edad que no alcanzan a comprender la magnitud de los daños que pueden ocasionar.
Por esa razón Molina, recluta a los futuros guardianes del bosque y la naturaleza entre los chicos de los barrios Altos, esos que en cada incendio se acercan, observan y tratan de colaborar con los bomberos, venciendo el temor a que los confundan con los incendiarios.
Con ese convencimiento, el jefe policial programó cursos de formación al que inicialmente concurren ocho chicos de 8 a 14 años, pero aspira a que la experiencia pueda extenderse a otros barrios y a un colectivo más amplio.
   
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