Lunes 28 de abril de 2003
 

Opciones limitadas

 
  De confirmarse, aunque fuera sólo a grandes rasgos, las cifras que se difundían anoche sobre la base de las consabidas encuestas boca de urna primero y, después, los resultados oficiales, el 18 de mayo dos peronistas disputarán el ballottage, una anomalía que fue posibilitada por las maniobras del presidente interino actual Eduardo Duhalde que de por sí es contraria al espíritu de la Constitución Nacional, para no hablar de aquel de la democracia representativa. Si bien Carlos Menem y Néstor Kirchner son sin duda alguna enemigos personales y juran representar posiciones ideológicas diametralmente opuestas, por tratarse de integrantes de un movimiento que desde su concepción se ha manifestado más interesado en el poder y en los beneficios que éste produce que en las ideas, el peligro planteado por el hecho de que ambos pertenezcan a la misma familia política, por decirlo así, es evidente. La Argentina aún no es un país de un solo partido, pero en vista del extremo "pragmatismo" de tantos integrantes de la llamada clase política, tiende a aproximarse a esta condición poco democrática.
Como a veces sucede, los comicios de ayer parecen haber servido para barrer con el mito preferido del gobierno de turno. Según éste, luego de su experiencia desafortunada con la economía de mercado en los años noventa el pueblo argentino no quería nada más que entregarse nuevamente al populismo clientelista y dirigista tradicional. En buena lógica, esta "verdad", que fue impulsada con entusiasmo por Duhalde, Kirchner, Adolfo Rodríguez Saá y, de forma un tanto confusa, Elisa Carrió, además de muchos medios gráficos y casi todos los electrónicos, ya no puede sostenerse. Aunque es probable que muchos realmente estén convencidos de que repetir los errores de otros tiempos sería "la solución" para los males del país, a juzgar por lo sucedido ayer, el fervor antiliberal de los días que siguieron al corralito, al default y a la madre de todas las devaluaciones ya se ha apagado. Es fácil olvidarlo, pero el espectáculo brindado por la agitación callejera y mediática que tanto impresiona a los visitantes raramente refleja los sentimientos genuinos de "la gente": antes bien, le advierte sobre los riesgos que correría si las instituciones democráticas se desmoronaran.
En la jornada de ayer, distintos grupos trataron de "protestar" contra las elecciones o contra aquellos dirigentes -o, en el caso del ex presidente Fernando de la Rúa, ex dirigentes- que no les gustaba, protagonizando actos de violencia, es de suponer por entender que entre otras cosas los votantes nos recordarían que en verdad los revoltosos sólo se representan a sí mismos y por lo tanto ningún gobierno debería sentirse constreñido a "negociar" con ellos. Que las elecciones hayan transcurrido de forma relativamente tranquila, no obstante las denuncias previsibles de fraudes es de presumir menores y el escaso respeto mostrado por ciertos medios por la prohibición de difundir los resultados boca de urna hasta tres horas después del cierre de los comicios, ha servido para confirmar una vez más que, por angustiada que se sienta, la mayoría abrumadora comprende muy bien que fuera de la convivencia democrática no hay "soluciones" sino muchos problemas más.
Aun así, no es de prever que en las semanas que nos separan del 18 de mayo Kirchner y Menem debatan en profundidad acerca de sus respectivas propuestas, no sólo explicándonos los beneficios que a su entender su aplicación supondría sino también señalando las desventajas, para que la ciudadanía pueda elegir sin demasiadas ilusiones. Antes bien, sorprendería que no se dedicaran a intercambiar insultos personales, con Kirchner acusando a Menem de ser agente de una conspiración "neoliberal" resuelta a hambrearnos y Menem replicando subrayando los vínculos de Kirchner con Duhalde y los caciques menos presentables del peronismo bonaerense. De ser así, recordaremos con cierta nostalgia la primera vuelta que a pesar de la mediocridad extraordinaria del discurso de la mayoría de los candidatos y la propensión de algunos a echar mano a la demagogia más barata fue bastante civilizada, lo que, en vista de la serie de calamidades que experimentó el país, hace pensar que en cuanto logre salir de la zona pantanosa en la que ha estado atrapado no tardará en encontrar una "salida" genuina.
     
     
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