Miércoles 26 de marzo de 2003

 

Efluentes y aguas servidas inundan el barrio San Lorenzo

 

En un transitado cruce del barrio neuquino una laguna de líquidos servidos se muestra oscura y nauseabunda. Ocurre apenas llueve y esos efluentes también alcanzan las casas.

  NEUQUEN (AN).- En la esquina de Doctor Ramón y Godoy -en el corazón del barrio San Lorenzo- dos pibes de piernas flacas juegan junto a una gran laguna mugrienta, mezcla de agua de lluvia y de efluentes cloacales. Son ellos, los pibes, quienes colocaron los carteles que rodean a la manzana y que advierten en sorna: "Prohibido pescar, agua contaminada". El juego de los chicos, de diez y once años, pasa por escapar del oleaje de "caca" (ellos usan otra palabra) que se expande y estalla cada vez que algún vehículo grande -los pequeños corren riesgo de quedarse ahí para siempre- atraviesa el nauseabundo cruce de Ramón y Las Palomas.
"Eso no es agua, es caca" -dicen usando otra palabra más elocuente y corren de esquina a esquina.
Los inconvenientes alcanzan a todo ese sector que aglutina a más de 40.000 neuquinos. El problema de las cloacas, de las tapas que se levantan y los olores que afloran tiene tantos años como los chicos, que se ríen de todo.
"No sabés lo que es esto, es un asco, se inunda; me entra el agua que viene de la calle, se me revienta el baño, se bloquea el taller....esto es una porquería", dice el tapicero José Jara, quien tiene su casa y el taller en Ramón y Godoy, donde ayer (48 horas después de la lluvia) el líquido entre marrón y grisáceo empastaba todo. Precisamente ayer, obreros y empleados del EPAS destapaban las bocas de tormenta y con una suerte de cadenas y varillas de hierros limpiaban las cañerías que colapsan cada vez que llueve.

Crónico

El problema está bien claro para Jara. "El caño colector de la calle Godoy es muy chico, tiene poco diámetro, para la cantidad de viviendas que se conectaron después del "86", detalla. Y enseguida agrega "cuando se hicieron estos barrios (por Amsur y otros planes de viviendas aledaños) se los conectó al mismo sistema y no alcanza, está visto que no alcanza", dice el tapicero quien no puede andar por su patio, tajeado de canaletas y contenciones con las que intenta salir del caos.
"¿Qué si reclamé? Estoy harto de reclamarle al Epas que a lo sumo vienen a destapar y nada más. Hoy mi hijo tiró agua con la manguera para limpiar, porque acá se llena de "soretes" y papel higiénico: cuando hace calor te la regalo. Hay días en que la gente no puede llegar al tallercito", explica el tapicero. A los problemas más viejos, se sumó los que trajo el asfalto, que está a una altura mayor que las casas. Por eso, cuando estallan las bocas de tormenta y los baños, las primeras descargas van a parar a los patios.
A unos pocos metros de la casa de Jara, exactamente en la esquina de Las Palomas y Doctor Ramón (donde está la gran laguna) vive la familia Villegas que queda literalmente aislada de tierra firme cada vez que llueve. Ellos también acumulan denuncias sin soluciones.
A poquitos metros, ya sobre Godoy, otro cartel advierte los peligros de pescar en esas aguas. Un comerciante que tiene su negocio en la esquina dice: ¿Por qué no vinieron antes? Hace dos días que estamos inundados, es un desastre. Cuando el cronista de este diario amaga a tomar nota, el comerciante se ataja. "No, no, no me vayas a nombrar, preguntale a otro. No sabés lo que son los políticos acá", dijo el comerciante de pelo rubio con gesto de resignación.
   
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