Viernes 14 de marzo de 2003

 

A una crecida histórica le siguió una sequía en el río Collón Cura

 

En octubre llevaba 4.444 metros cúbicos por segundo y en febrero sólo el 5% de ese caudal

  CIPOLLETTI (AC)- El 14 de octubre del año pasado la cantidad de agua que el río Collón Cura le aportó al Limay hizo historia. Ese día al embalse de Piedra del Aguila entraron 4.444 metros cúbico por segundo. Sólo cuatro meses después, en febrero pasado, este río de régimen verdaderamente ciclotímico presentó un déficit de escurrimiento respecto de la media histórica y el mismo embalse recibió un 95% menos de agua.
Así son los ríos de la región: una primavera de crecidas de envergadura puede dar paso a una sequía de la misma magnitud. Tres días de lluvias inusitadas bastaron en octubre para que todo el sistema de presas de la cuenca del río Negro entraran en niveles que, si no de emergencia, fueron al menos de preocupación.
Los embalses sostuvieron todo lo que pudieron el agua que bajaba de las montañas, de tal manera que las consecuencias aguas abajo de las presas no fueran demasiado graves.
La Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas, el órgano de control del manejo del agua en la región, diagramó un plan excepcional, con la anuencia de la secretaría de Energía de la Nación y los concesionarios de las hidroeléctricas.
Ese esquema se mantuvo durante el verano. De hecho, los entrantes a los embalses se redujeron pero el nivel de estos lagos artificiales se mantuvo constante desde octubre. Piedra del Aguila recibe el agua del río Limay que deja pasar otra presa, Alicurá, más la que aporta el Collón Cura.
La crecida de este último río hizo historia el año pasado: ni en la memoria de la gente ni en los registros más certeros hay antecedentes de que el Collón Cura transportara tanta agua como en octubre del año pasado, cuando fuertes lluvias provocaron trastornos graves en El Bolsón (hubo gran cantidad de evacuados), derritió nieve y le dio a los ríos de la cordillera caudales inusitados para esa época del año.
En la segunda mitad de ese mes, todas las presas que cuentan con vertedero (que es un paso libre del agua sin mover las turbinas que generan electricidad) tuvieron que abrirlos, aunque fuera por un día, como en el caso de Alicurá o El Chocón, para aliviar sus embalses.
Ello hizo que aguas abajo de las presas los ríos tuvieran mucha más agua de la que corresponde al verano, cuando la producción frutícola del Valle precisa que las napas estén lo más bajo posible para no dañar las raíces.
De todos modos, las quejas iniciales de los productores asentados a orillas del río Neuquén fueron mermando y en plena cosecha no se oyen voces de protesta.
Los 4.444 metros que entraron el 14 de octubre de 2002 al embalse de Piedra del Aguila se transformaron, cuatro meses después, en unos magros 223. Ello significa que en el Collón Cura y en el Alto Limay el paso del agua bajó abruptamente, en un 95%.
   
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