Martes 11 de marzo de 2003 | ||
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Sur, plazas y después |
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La semana en Roca |
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Así como de lo malo se aprende, las experiencias positivas también deben dar paso a un análisis que permita sumar calidad en el futuro. Terminó una Fiesta de la Manzana más y Roca no puede darse el lujo de esperar a los primeros meses de 2004 para sólo repetir la receta que durante el fin de semana pasado atrajo a una multitud hacia las plazas San Martín y Belgrano. Que el evento resultó un éxito desde lo artístico hasta lo gastronómico nadie tiene dudas. Ahora bien, si el objetivo se fija hacia la continuidad y el incremento de nivel primero hay que hallar una respuesta al porqué de tanta gente en el centro. Es allí donde deben tamizarse los ingredientes de la XXXII edición y observar con detenimiento algunos detalles importantes, a saber: -Entre la mayoría de los artesanos y expositores se repitió una conclusión: "la gente mira mucho y compra poco". -En la plaza Belgrano abundaron las sillas reposeras, con familias enteras haciendo del césped el patio de su casa, aunque con una vista mucho más entretenida. -Si hubo un sector al que le fue bien fue al de comidas rápidas. El secreto: hacerle gastar a los padres lo mismo que lo demandado por una cena familiar. -A todos estos aspectos debe sumarse la excelente organización de espectáculos gratuitos -donde se notó una gran capacidad para mixturar ritmos e integrar públicos diferentes hasta conformar una multitud frente al escenario. Sintetizando todos los conceptos puede advertirse que la manzana, más allá del merecido homenaje que tuvo, fue una excusa. Lo que buscaban los roquenses era una alternativa para hacer algo recreativo distinto, barato y recibiendo un plus de calidad con las danzas y la música. Y puede hablarse ya de una tendencia, porque lo mismo ocurrió en las primeras semanas del año con el Paseo de la Ciudad que montó la Cámara de Agricultura Industria y Comercio. Entonces, esta realidad no puede dejarse de lado al momento de sentarse a discutir acerca del principal escollo que aún debe sortear la Fiesta de la Manzana: la ausencia de un predio fijo. ¿Sería igual la respuesta del público si el evento se realiza en el aeropuerto? El costo de la nafta y los taxis ya no es el mismo que antes, cuando la celebración se realizaba en el autódromo. No hay que olvidar que cientos de los que dijeron presente el fin de semana pasado pudieron hacerlo porque los shows quedaban cerca de sus hogares. Además, si de una buena vez logró captarse a aquellos que pueden gastar un poco más y durante las tres noches hubo confiterías, pizzerías y restaurantes a tope -con el consecuente paseo por las vidrieras de otros comercios céntricos- ¿sería positivo modificar el lugar? Al menos mientras la realidad económica sea similar a la actual, no parece una buena iniciativa. Seguramente la agenda de puntos a evaluar incluye otros aspectos, más o menos relevantes, pero que bien ensamblados otorgan la armonía necesaria para organizar una fiesta sin fisuras y con todo el potencial de épocas pasadas. A pesar del cansancio lógico, la comisión no debería desaprovechar el furor de este renacer para involucrar a más actores y doblar la apuesta mirando hacia el 2004. Una edición que puede llegar de la mano de nuevas autoridades municipales. El mejor ejemplo de madurez sería empezar a trabajar en el corto plazo para que -aún con un traspaso de posta- en el ambiente se sienta que la Fiesta de la Manzana es más roquense que nunca. Hugo Alonso |
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