Sábado 8 de marzo de 2003 | ||
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El 7 de Marzo hizo revivir el orgullo maragato |
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El acto central por el histórico combate en el cerro de la Caballada coronó una semana de actividades culturales y artísticas que convocaron una enorme cantidad de gente en Patagones. |
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CARMEN DE PATAGONES (AV)- Una sentida recordación a los héroes locales que el 7 de marzo de 1827 escribieron páginas de la guerra argentino-brasileña, se concretó ayer en esta ciudad con la intención de valorar a quienes debieron luchar contra toda adversidad para seguir subsistiendo en lo que se consideraba –a este pequeño poblado del sur– como el confín del mundo. La celebración se desarrolló en el Cerro de la Caballada, donde 176 años atrás el grueso de las tropas imperiales se rindieron al bravo comandante del Fuerte del Río Negro, Martín Lacarra. El intendente Ricardo Curetti trazó un crudo panorama de la actualidad maragata e hizo referencia a los obstáculos a sortear como que la ciudad tiene 2.100 desocupados, sin embargo pidió a la multitud que se congregó en la plazoleta del cerro "no bajar los brazos y no perder la confianza en nosotros mismos". Curetti compartió el palco con su par de Viedma, Gustavo Costanzo, para rememorar lo acontecido el 7 de marzo de 1827. El acto institucional sirvió también para poner a la consideración pública nuevos detalles de lo que ocurrió en aquella oportunidad, cuando el historiador Jorge Bustos reveló las últimas investigaciones sobre las presiones que el pueblo maragato sufrió en la última centuria para que restituya a Brasil las banderas arrebatadas en ese entonces al invasor imperial que entre 1825 y 1828 mantuvo en jaque a los pocos puertos del continente criollo. Reveló que de los nueve pabellones y que los restantes fueron inventariados y colocados en el templo parroquial al pie del altar de la Virgen del Carmen, la guía espiritual permanente de los pobladores. Hoy se mantienen allí. Bustos indicó que en 1870, el gobierno nacional dio la orden de devolverlas pero el entonces jefe del fuerte, el coronel Liborio Bernal "dio vueltas al expediente" tras lo cual el intendente Barbieri accedió al reclamo durante 1904 pero el párroco Baritoli se negó a entregarlos alegando que "era depositario del derecho de los "patagoneses". Al parecer, según las investigaciones de Bustos, luego hubo incitaciones del Congreso Nacional con la intervención del socialista Alfredo Palacios -entre otros- para entregarlas al Museo Histórico Nacional e incluso el presidente de facto Agustín Justo durante la década infame quiso usar sus influencias sobre su esposa Ana Bernal, una maragata que era hija del jefe del fuerte. Otros pasajes se remontan a 1954 cuando se aprovechó a devolver los trofeos de guerra de la Triple Alianza, pero de acuerdo con los documentos señalados por Bustos "siguieron las movilizaciones populares en contra, en la que actuó el entonces diputado bonaerense Oscar Alende". José Sarney, cuando visitó la ciudad en compañía del presidente Raúl Alfonsín, ejerció cierta presión en forma diplomática, pero de acuerdo a las conclusiones a las que llegó el historiador "para nosotros no son trofeos de guerra, sino de identidad, como si fuera un testimonio de la guerra contra la adversidad". Toda la plaza Villarino bailó con "Gasparín" |
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