Miércoles 5 de marzo de 2003
 

El sueño del padre Fito está a punto de concretarse

 

Con aportes de fundaciones, reconstruyen una escuela que se quemó hace dos años. El establecimiento, un proyecto del cura Adolfo Fernández, reabrirá en una semana.

 
Obreros, docentes y alumnos trabajan codo a codo para terminar la obra antes del próximo miércoles.
NEUQUEN (AN).- El fuego se llevó el gran sueño del padre Adolfo Fernández hace dos años, cuando la primavera comenzaba a despuntar junto al arroyo Durán, cerca, muy cerca del río Limay.
Las llamas terminaron con todo, menos con las ganas de directivos, docentes y alumnos de la escuela que está a una semana de reabrir sus puertas, al cabo de un trabajo hecho a sacrificio y solidaridad.
Desde el próximo miércoles, unos 300 chicos neuquinos -casi el 80% del sector oeste de Neuquén- darán la inauguración formal al flamante edificio del colegio "Padre Adolfo Fernández", más conocido como el la escuela del padre "Fito", un sacerdote fallecido hace 17 años.
Con aportes de fundaciones y de gente común, de empresas, de obreros españoles y del Obispado de Neuquén, el colegio y el comedor del establecimiento quedarán habilitado para todos aquellos que "tienen menos oportunidades", tal fue la definición que eligió el ex obispo de Neuquén Agustín Radrizzani, otro de los que colaboró para poder concretar el nuevo edificio.
En la obra, trabajan codo a codo los docentes, el personal de maestranza y hasta se pudo ver a un profesor de biología dándole al martillo.
La carrera es contra reloj y nadie escatima esfuerzos. A ellos se suman incluso alumnos que esperan ansiosos el día del corte de cintas.

Depende del Obispado

Se trata de una escuela pública de gestión privada que depende del Obispado de Neuquén y es dirigida por la profesora Teresa Casalá de Van Houtte.
Hasta el establecimiento que tendrá dos segundos, dos terceros, dos cuartos y dos quintos llegarán muchos chicos de hasta 19 años que viven en el sector oeste de la ciudad, la mayoría de los cuales tiene algún tipo de relación con las capillas Nuestra Señora de la Vida y Domingo Savio, entre otras.
Por estas horas, todo es movimiento en el edificio y en el predio que este año no cuenta con un playón y tampoco con una sala de computación, los próximos objetivos de la dirección del establecimiento.
"La idea era que en el "96 íbamos a tener un edificio propio, parece que al fin se va a concretar el sueño", afirmó la profesora Mónica Sánchez a este diario.
A su lado, la encargada de la cátedra de Lengua y Literatura, Hedy Bernardini, recordó que en septiembre de 2.001 "estábamos muy cerca de trasladarnos y pasó lo del incendio, fue terrible para todos".
El establecimiento está ubicado en Leguizamón al 1.500, un lugar cuya fisonomía ha mejorado sensiblemente en los últimos años.
Allí, además del ala central, se habilitará un sector de aulas construidas con estructuras prearmadas que se ubican en el mismo lugar donde estaban las que el fuego se llevó en setiembre de 2001.
Luego del incendio, el comedor se mantuvo en centro familiar del colegio Don Bosco y se inició una campaña que incluyó hasta las limosnas de las iglesias.
"Estamos a un paso, muy cerca, pero aún hay muchas necesidades", agregó la profesora Bernardini.
El colegio tendrá como egresados a bachilleres docentes y bachilleres con orientación en medios de comunicación.

Faltan $80.000 para el playón y una sala

NEUQUEN (AN).- Hay una larga nómina de instituciones, empresas y vecinos solidarios con la obra a punto de ser inaugurada. Pero todavía hay dos proyectos, cuyo costo es de 80.000 pesos, para los cuales no hay financiamiento: el playón para educación física y la sala de informática.
La lista solidaria, de la que quedan fuera muchos vecinos anónimos, son la fundación alemana Action Dreikönigssingen, obreros de la una región de España que enviaron 1.000 dólares, las empresa Pérez Companc (donó los módulos que se incendiaron en el "91), Repsol (donó el módulo actual), la fundación Navarro Viola y también la del Banco Provincia de Neuquén. El proyecto ganó los 3.000 pesos del premio "Jaime de Nevares" y recibió ayuda económica de la Universidad Católica, y de una escuela de Concordia y otra de Bahía Blanca. Además, luego del incendio, llegaron a la dirección aportes provenientes de la campaña Más por Menos, de las comunidades del padre Paco, del colegio María Auxiliadora de Neuquén que organizó un bingo, del Ejecutivo provincial y la empresa Cruz del Sur que se encargó de trasladar donaciones. Para el comedor, Easy donó cocinas y Topsy el pan para los chicos. E hicieron rebajas en materiales casa Electra, Epú Hueney y Ror Mayorista.

   
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