Miércoles 5 de marzo de 2003

 

Cambio de rostro

 

Se realizará el primer trasplante facial.

  Sólo queda superar algunos exámenes psicofísicos para que una joven irlandesa de 14 años sea la primera persona en el mundo en despertarse de una delicada intervención quirúrgica con la cara de otro. El primer trasplante facial, con tejidos extraídos de un cadáver, se realizará pronto en el hospital londinense "Royal Free" y el responsable de la operación es el cirujano plástico británico Peter Butler. La joven tiene el rostro completamente desfigurado desde que tenía dos años, cuando resultó gravemente herida en un incendio. Las quemaduras le destruyeron los tejidos e, incluso, los músculos faciales, a tal punto que las técnicas regenerativas tradicionales no lograron devolverle la semblanza de un rostro mínimamente normal.
El cirujano británico, que ya en noviembre había anunciado los preparativos de la intervención, trasplantará, además de la piel, los tejidos grasos subcutáneos, los músculos, los vasos sanguíneos, los nervios y el tejido óseo (obviamente, después de haber extraído los tejidos correspondientes de la paciente). En otras palabras, se trata de una intervención mucho más radical que las que se les practican comúnmente a los quemados –en las que se extraen capas de piel de las partes sanas de su cuerpo-, lo cual debería asegurarle al trasplantado una mejor reconstrucción facial. Al menos esto es lo que promete el doctor Butler, para quien "el procedimiento es el desarrollo natural de las técnicas de los trasplantes de órganos y el riesgo de error es inferior al 3%".
Esta nueva frontera quirúrgica, que hasta ayer estaba limitada a los confines de la ciencia ficción o de historias como la del policía y el terrorista que se intercambian los rostros en la película "Contracara", también está llegando a Italia: la cátedra de Cirugía Plástica de la Universidad Tor Vergata de Roma, dirigida por el profesor Marco Gasparotti, hace dos años que está llevando a cabo simulaciones de transplantes de este tipo. Sin embargo, para muchos se trata de una suerte de aventura quirúrgica que genera debate, ya sea por ciertas incógnitas que todavía es preciso aclarar como por las inevitables complicaciones psicológicas.
"No hay ninguna duda de que, desde un punto de vista técnico, la intervención es posible", comenta el profesor Pierluigi Santi, docente de Cirugía Plástica del Ateneo Genovés. "La cara está irrigada por varias ramas de la carótida y, según el punto en el que se corta esta arteria y se la vuelve a coser, se pueden alimentar los diversos tejidos transplantados, tanto superficiales como profundos.
El problema son los nervios. Por otra parte, me pregunto qué otra cosa se podrá hacer en el paciente si algo sale mal". Para el profesor Santi, que recuerda los fracasos anteriores en las tentativas de transplantes de cadáveres, también es discutible que elija someter al paciente, durante toda la vida, a terapias inmunodepresivas cuando se está avanzando continuamente en las técnicas de reconstrucción de los tejidos a partir de las células madre del paciente.
"El mayor obstáculo, diría, es la opinión pública", dice, por su parte, el cirujano británico.
En efecto, la noticia del transplante inminente reabrió en Gran Bretaña el debate sobre los traumas psicológicos que podrían soportar los pacientes que, en el futuro, se sometan a este tipo de intervención quirúrgica.
No por nada, para poder realizarse, la intervención deberá antes recibir el vía libre de un comité ético, presidido por Simon Weston, héroe de la desafortunada guerra de Malvinas, de donde regresó con quemaduras en el 49% del cuerpo. (Fuente: La Repubblica/Clarín)
   
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