Domingo 2 de marzo de 2003

 

Entre clases y cuentos aprenden a cuidar sus dientes

 

Personal de un centro de salud educa a niños de Bariloche

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Con imaginación y mucho amor los responsables del centro de Salud del Arrayanes instrumentaron un programa de educación bucal para incentivar en los niños los hábitos de cuidado personal, prevenir caries y ayudar en su desarrollo intelectual.
La iniciativa, que reúne en la salita de este barrio humilde de Bariloche a unos 60 niños del lugar y las juntas vecinales cercanas, busca reforzar la prevención para reducir las enfermedades dentarias que afectan a la mayor parte de la población carenciada de la ciudad y en particular a los niños.
La escasez de flúor en las aguas cordilleranas y las deficiencias de alimentación que sufre una amplia franja poblacional son las principales causas de la proliferación de caries entre las familias más pobres.
La imposibilidad de acceder a un servicio odontológico adecuado agrava las afecciones a las que sólo son atendidas cuando el dolor se torna insoportable, con la consiguiente perdida de piezas dentales y desarrollo de caries en raíz a temprana edad.
Esta situación, que se repite en todos los centros de salud de la periferia sur y es observada con preocupación por las autoridades sanitarias, halló un principio de solución en el proyecto impulsado a fines del año pasado por la doctora Jorgelina Prostócimo.
La profesional del centro de salud del barrio Arrayanes contó desde un principio con el apoyo del resto del personal que brindó su ayuda y su tiempo en forma desinteresada para atender a los niños de 4 a 13 años que martes por medio se reúnen en el lugar.
El programa para el "correcto cepillado de los dientes" comenzó a funcionar en noviembre pasado y tuvo una aceptación inesperada para sus impulsoras. Las dos horas de aprendizaje se complementan con cuentos que son amenamente leídos por la coordinadora Zunilda Velázquez -beneficiaria del plan Jefes y Jefas que reparte su tiempo entre el centro periférico y el hospital- y luego son imitados por los niños.
En materia sanitaria el centro local provee el flúor que se en las clases de higiene bucal, pero faltan libros de cuentos para completar la tarea. "Los chicos se sienten contentos porque aprenden, pero no contamos con una buena cantidad de cuentos para renovar las lecturas", explicó Zunilda, quien apeló a la solidaridad comunitaria para ampliar la modesta biblioteca de la sala.
Zunilda y Alicia Hernández -administrativa del centro de salud que integra el programa- esperan que la iniciativa sirva de impulso para que el proyecto se repita en el resto de los centros de salud de la ciudad y ampliar el trabajo de prevención iniciado en el barrio Arrayanes.
A tal fin se establecieron contactos con los responsables las salas del barrio Virgen Misionera y del Cardenal Cagliero, cuyos responsables se mostraron interesados en reproducir la experiencia.
   
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