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Jueves 13 de marzo de 2003 | ||
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La Escuela Laboral de Allen lucha por un sitio propio |
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Cien chicos con discapacidades encuentran en este colegio la vía para adquirir habilidades, pero carecen de un espacio propio; el que tienen es exiguo y faltan recursos para talleres. |
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La institución no posee un edificio propio, funciona en instalaciones prestadas que tienen capacidad para albergar menos de la mitad de los alumnos que actualmente asisten, no cuentan con recursos para iniciar los talleres laborales que establece la currícula y menos aun con un espacio físico donde poder desarrollarlos. El panorama que vive la Escuela Laboral ciertamente no es el mejor, reconoció ayer su directora Laura Casati, y mucho menos alentador. Sin embargo este colegio, destinado a cubrir la demanda educativa de más de 100 chicos y adultos con discapacidades múltiples, se mantiene en pie y comenzó a desarrollar actividades para garantizar su funcionamiento durante este año. La capacitación que ofrece la Escuela en Allen -que funciona en un edificio perteneciente a Salud Pública- consta de nueve talleres, a través de los cuales se busca brindar una formación especial a los estudiantes que permita integrarlos al mundo del trabajo. Las clases teóricas se comenzaron a realizar en las aulas desde los primeros días de marzo, pero no sucedió lo mismo con las áreas prácticas. Según comentó Casati, escasean los medios y recursos para poder llevar adelante los talleres y, en casos puntuales, aún no se cuenta con un espacio físico donde poder implementarlos. Por caso, el emprendimiento de huertas, donde se brindan las herramientas básicas para la siembra y el laboreo de la tierra, desde mediados del año pasado quedó suspendido. "El taller de huerta funcionaba en un terreno que está cerca de la escuela, y que una señora nos había prestado hace varios años. Pero esta mujer murió y tuvimos problemas con el tema de los papeles para alquilar la tierra", detalló la directora del establecimiento. "El Consejo (de Educación) -añadió Casati- se comprometió a conseguirnos un terreno, pero todavía no lo tenemos". De cualquier modo, las actividades y proyectos deberán empezar de cero en el nuevo predio, porque los alumnos debieron resignarse a perder toda la producción cuando no pudieron seguir trabajando en el viejo terreno. "A mediados de julio se cortó todo, y había muchas expectativas porque una fundación nos estaba ayudando para armar una granja. Teníamos los gallineros y las conejeras, y también habíamos comprado animales, pero tuvimos que cancelar todo", se lamentó la titular de la Escuela Laboral. Además del taller hortícola, también se ofrece en el colegio allense capacitación en diversas áreas, tales como: cocina, carpintería, cestería, telar mapuche e incaico y confección en papel y tela, entre otros. Toda la producción que surge de estas actividades luego se vende para comprar nuevos insumos para la escuela. Sin embargo, la escasez de recursos también aqueja la puesta en marcha de estas iniciativas. Por tal razón, desde este año se implementó el cobro de una cuota anual de 10 pesos de cooperadora, aunque hasta el momento sólo una docena de estudiantes pudieron pagarla. "Las escuelas laborales fueron planteadas como sitios de autogestión pero se les otorgaría, según lo acordado entre el Consejo de Educación y las mismas, un subsidio inicial anual. Como todos los años, pero con más dificultades, hemos tenido que poner en funcionamiento nueve talleres sin este subsidio", se reclamó desde la institución que conduce Casati. |
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