Domingo 9 de marzo de 2003

 

El punto fijo

 
  Siglo XVII. Las potencias europeas pugnaban por desentrañar la naturaleza del "punto fijo".
Era el secreto de la longitud terrestre. Dominar su medición con cálculos horarios y geoastronómicos, permitiría ubicar un navío en el lugar deseado, pero por aquellos años era un misterio. Hoy como entonces, el galeón MPN no encuentra su meridiano. Lo ha extraviado.
Se sabe con fuerzas y espíritu, como aquellos que batían mares conocidos y por conocer, pero desde el pasado domingo intuye que el margen de error de su traza puede ser grave. Puede ubicarse en latitud y aproximar el rumbo, pero no da con el punto fijo.
La derrota en la esquiva capital, a manos de una coalición cuya permanencia en el tiempo está por verse, le ha arrebatado al partido provincial las certezas, esas que creía ganadas por voz de mando.
Y para colmo de males, ya no hay un capitán indiscutido a bordo, lo que puede dejar a las puertas del motín a buena parte del marinaje.
Ahora bien, echemos un vistazo al mar interior de San Martín, que no otro es el interés de esta columna. Si el partido en la provincia corre riesgo de navegar al garete, aquí hay encima un tifón de por medio. Es el "huracán Luz", que tiene la curiosa propiedad de influir voluntades, incluso sin proponérselo.
Luz Sapag fue intendenta por ocho años. Los últimos dos de su gestión fueron acaso los peores y más cuestionados. Produjo deudas e inquinas con la misma facilidad.
Pero una cosa es segura, desde que la señora dejó el barco para aventurarse a las costas del Senado, se multiplicaron los mandamás, de suerte tal que nadie acabó ungido de autoridad.
La prueba es que el último presidente de la seccional renunció o lo echaron, según de donde venga el relato. El "mando" recayó luego en Margarita Marinao, que es lucista hasta la médula, pero que no ha podido, no ha sabido o no ha querido producir consensos.
En la actualidad hay cinco líneas internas, cinco precandidatos, 70 balcones y ninguna flor.
El caso es que entre unos y otros están los dos referentes que proyectan figura: Jorge Sobisch y Luz Sapag. Al menos, el MPN local podría tener la seguridad de una alineación por contrastes, que no es poco teniendo en cuenta su actual estado.
Con todo, hay un dato interesante: la elección a intendente será simultánea con la general.
Y como lo han demostrado otros comicios -sin ir más lejos, el que ganó Sergio Schroh-, los perdedores en internas no siempre exhiben lealtad partidaria votando al ganador en la general.
San Martín tiene 16.000 electores y unos 5.000 son afiliados emepenistas. Se estima que alrededor de 10.000 -descontando los afiliados a otras fuerzas- son independientes.
Va de suyo que a la luz de los resultados en la capital, Sobisch -si al cabo es el candidato- necesitará como nunca de los votos del interior. Y la pregunta es para quién trabajarán los unos y los otros desde el intestino del MPN, siendo Luz Sapag y Sobisch la divisoria de aguas. Y ergo, cuál será la consecuencia para la elección local a la torre del reloj.
En modo alguno se pretende sugerir que unos manden a urdir contra otros, a despecho del interés general del partido. Pero la historia es veleidosa y, por convicción o reverbero, tiende a repetirse.
San Martín, acaso como otras ciudades del interior, se convertiría así en un teatro de operaciones de las disputas en las alturas del MPN.
En el plano local de este mar turbulento, quizá los peronistas tropiecen con el secreto del "punto fijo", allí donde otros lo dejaron.


Fernando Bravo
rionegro@smandes.com.ar

   
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