Jueves 27 de marzo de 2003
 

El PJ se encaminaba a salvar a Barrionuevo en el Senado.

 

La estrategia del justicialismo consistiría en suspenderlo hasta el 25 de mayo. En una tensa sesión, los que intentaban expulsarlo no conseguían los dos tercios.

 
Barrionuevo espera sonriente su turno para hacer su descargo, un acto casi innecesario luego de la ayuda que le brindaron sus compañeros menemistas y duhaldistas.
La Cámara de Senadores se encaminaba anoche a rechazar el pedido de exclusión del catamarqueño Luis Barrionuevo, durante una tensa sesión que comenzó con una encendida exhortación de Cristina de Kirchner en favor de la expulsión y el rechazo de la mayoría del PJ a la iniciativa.
La nueva estrategia que sellaría la negociación entre los peronistas para salvar al gastronómico consistiría en aplicar una suspensión del senador hasta el 25 de mayo pero sin expulsarlo.
Aunque al cierre de este material recién había hecho uso de la palabra una proporción reducida de los senadores anotados, ya se vislumbraba que la posición en favor de la expulsión sostenida de los radicales, provinciales y algunos justicialistas no reuniría los dos tercios necesarios.
La defensa del polémico líder sindical fue posible gracias a la confluencia de estrategias del duhaldismo y del menemismo, que con distintos argumentos y por diferentes razones coincidieron en tejer un compromiso político para no dejar caer a Barrionuevo, hombre que alguna vez se definió como "recontra-alcahuete de Menem", que trabajó para la actual gestión Duhalde y ahora sospechan que apoyará a Menem en la próxima elección.
En consecuencia, Barrionuevo eludirá los planteos de haber incurrido en "desorden de conducta", según la figura establecida en la Constitución Nacional, por haber sido responsable de los disturbios que produjeron militantes justicialistas en Catamarca.
Pese a la alianza de menemistas y duhaldistas, el proceso electoral se hizo sentir en la Cámara. Aun así, el PJ demostró estar abroquelado para salvar al polémico senador, aunque la senadora Kirchner se separara quizá en un intento de no salpicar a su marido, en campaña hacia la presidencia.
Enfundado en un sobrio traje oscuro, Barrionuevo esperaba el momento de hacer su descargo y sonreía de cuando en cuando, por lo que fue amonestado por su compañera, Nélida Martín.
En un denodado esfuerzo por volcar el puñado de votos que suponía le faltaba para expulsar a Barrionuevo, la senadora Fernández de Kirchner desafió a sus compañeros a mirar los videos con los episodios de violencia, pero el presidente del bloque del PJ, el rionegrino Miguel Angel Pichetto, se opuso con el apoyo del riojano Eduardo Menem, por lo que la cuestión fue puesta a votación y resultó negativa.
El acusado fue defendido en cambio por el jujeño Guillermo Jenefes, Busti y la menemista Escudero, quién pidió no obstante una suspensión hasta el 25 de Mayo. Escudero compartió esta propuesta con el salteño Marcelo López Arias, quién impulsó una suspensión de 60 días a Barrionuevo, estrategia que lo salvaría de la expulsión
Para entonces, comenzaron los disturbios entre manifestantes y policías
Quizá sea el último gran debate parlamentario de la gestión Duhalde. Quizá sea el epílogo adecuado que llega para demostrar que las prácticas políticas en Argentina no se han modificado pese al 21 de diciembre del 2002, la crisis y la demanda de cambios de una sociedad hastiada (o gran parte de ella) que tendrá que esperar al 27 de diciembre para expresarse. (DyN, Télam)
   
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