Martes 25 de marzo de 2003

 

De bajo vuelo

 

Por Hugo Alonso
halonso@rionegro.com.ar

  - Usted se fue de luna de miel y parece que no estudió bien el proyecto.
- Mentira. Yo sí leí el proyecto.
- Señores concejales, diríjanse a la Presidencia y no dialoguen entre ustedes...
(...)
- Vamos a votar el proyecto en particular y general... a ver... por la afirmativa...
- ¿Qué vamos a aprobar? ¿El proyecto completo, con los considerandos como están?
- Sí. ¿Por qué?
- Yo estoy de acuerdo con los artículos, pero no con los considerandos...
- Bueno, igual vamos a votar... por la afirmativa... aprobado por unanimidad.
- No, no, pero yo quiero dejar en claro mis objeciones...
- Bueno, aprobado con las objeciones planteadas....
Siéntase intranquilo. Palabras más o menos -y en un acotado resumen de las acusaciones irrelevantes escuchadas el martes- el diálogo no transcurrió durante una clase de educación cívica de un secundario. Fueron los concejales de Roca. Ni más ni menos que los responsables de decidir qué normativas regirán la vida institucional de esta ciudad.
Que tal realidad se haya evidenciado durante la primera sesión de 2003 no fue la mejor señal para los que esperan cambios positivos dentro del cuerpo legislativo local.
Porque las infantiles expresiones fueron más allá del juego de la política en el que distintas armas se usan para imponer posturas.
Se escucharon durante la instancia previa a la aprobación de una iniciativa trascendental para Roca, que significó el fin para el acarreo de vecinos en las elecciones a partir de la instrumentación de los padrones parroquiales, es decir, de la instauración del sistema de votación en la escuela más cercana al hogar.
Los bloques mayoritarios -PJ y Alianza- perdieron una inmejorable oportunidad.
El peronismo, de sacar más rédito político a la situación. Su proyecto de ordenanza fue muy bueno, con un palpable trabajo de campo para delimitar los 15 circuitos y un trabajoso consenso con el Poder Ejecutivo. Sin embargo, falló en la sesión al entrar en el juego propuesto por el oficialismo, respondiendo a argumentos inconsistentes con más palabras sueltas que despertaron en más de uno las ganas de levantarse de la silla para dejar de escuchar discusiones estériles.
De haberse mantenido al margen del "chicaneo" seguramente hoy se hablaría de ediles que redactaron un proyecto muy beneficioso para la comunidad y lo defendieron con toda la seriedad que merecía.
Para el radicalismo el saldo fue peor. En lo que promete ser un año legislativo colmado de derrotas por su nueva minoría -generada por licencias y peleas entre sus miembros- no sólo le asestaron el primer cachetazo político sino que dejó una imagen pobre sobre su hidalguía para aceptar situaciones adversas.
El discurso de Cinthya Hernández se tiñó de trabas burocráticas para impedir la llegada a la votación y la sensación final fue que pocos argumentos sólidos tenía para aclarar por qué se oponía a los padrones parroquiales.
O sea, perdió la chance de expresar con voz firme su postura, afrontar con su mejor cara de nada la votación y pasar al archivo el tema con la convicción de que al menos la palabra de su bloque quedó bien clara.
Así empezó el año en el Concejo de Roca. Con temas muy importantes, pero poca altura en los debates.
En política hay quienes suplen esa imposibilidad de elevar su discurso con una buena dosis de habilidad para sortear los escollos que se posan delante.
En el primer examen del año, los ediles roquenses no mostraron ni lo uno ni lo otro.
Y en estos tiempos de guerra que vivimos, bien claro está que volar bajo y lento significa ser blanco fácil para el adversario.

Hugo Alonso
halonso@rionegro.com.ar
   
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