Martes 4 de marzo de 2003
 

El gobierno, conforme con la suspensión de las elecciones

 
  BUENOS AIRES (ABA).- "Le dijimos: pará, que te la vas a dar contra una pared, suspendelas por unos días, no seas bol..., pero él insistió porque quería embolsarse un triunfo para su partido. ¿Y qué le pasó? Se la dio contra la pared, como le dijimos, y tuvo que parar todo el proceso". Las palabras, pronunciadas a "Río Negro" en off the record por un alto funcionario del gobierno de Duhalde que participó de las "fallidas" negociaciones con el gobernador catamarqueño, Oscar Castillo, para prorrogar las elecciones, revelan una realidad imposible de negar: el desenlace de los comicios en esa provincia no sólo era previsible para el Ejecutivo; sino que la resultante de los escándalos era ayer interpretada -en términos relativos- como una victoria en la Casa Rosada.
"Le dijimos a Castillo que faltaba una negociación, que diera el margen para hacerla. Pero se quiso afanar la elección a sabiendas de que la UCR va a tener muy pocas provincias... y no lo pudo hacer", aseguró una alta fuente gubernamental. La calma que a media tarde reinaba en algunas oficinas del ministerio de Interior, el escenario desde donde el gobierno siguió cada instante de la situación en Catamarca, traducía de alguna manera el sentir de los funcionarios de la cartera política ante el nuevo panorama en la provincia.
Si bien el propio Duhalde les había pedido mesura ante los hechos como un modo de sostener la neutralidad que el Gobierno debía mostrar ante el caso, la postergación de las elecciones era un triunfo que no podían desconocer ni ocultar. "Nadie celebra con lo que pasó. Se veía que iba a haber quilombo y eso era lo que justamente queríamos evitar pero pasó lo que nos imaginábamos, y de todas formas, al final, Castillo tuvo que parar las elecciones y darle más tiempo a la justicia para que resuelva. Es que en esas condiciones, el PJ estaba proscripto", manifestó la fuente, que justificó la falta de intervención de Nación en los hechos por la inexistencia de un pedido de asistencia federal de parte de las autoridades catamarqueñas o de la justicia federal.
Según el relato de un secretario de Estado, la decisión de pararlo todo fue terminada de tomar a las 13 del domingo, cuando en diálogo con el ministro de Interior, el gobernador Castillo se enteró que hasta ese entonces, apenas el 5% del padrón . "Ahí cayó en la cuenta de que tenía que pisar el freno. El mismo se dio cuenta de que no le serviría para nada tener un ganador de una elección con pocos votos... eso es lo que Matzkin quería decir con articular legalidad y legitimidad. El ganador tendría legalidad, pero no legitimidad para gobernar... y el Gobierno no necesita más conflictos", explicó.
El funcionario consideró en el mismo sentido que los hechos producidos en la provincia no son el preludio de la elección general del 27 de abril, y que cualquiera que así intente verlo es "un agitador". "Sería imposible pensar que el 27 de abril puede llegar a pasar siquiera algo parecido. Aquí no hay nadie proscripto, y todos están en las mismas condiciones para presentarse. No hay que sembrar alarmas así", afirmó.
Con respecto al futuro de Barrionuevo, aventuró que el senador podría desistir de su insistencia ante la justicia para ser habilitado a competir y que el justicialismo designaría a alguien en su lugar. "Pero con Luis nunca se sabe. Hasta que no lo ves con tus propios ojos, no podes dar nada por sentado", remató.
   
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