Sábado 22 de marzo de 2003
		La apuesta de Blair
		Por Andrew Cawthorne
		Ahora que envió tropas a la guerra en Irak, el líder británico Tony Blair enfrenta en el flanco interno la lucha por la supervivencia de su antes glamorosa vida política. Previo al ataque a Irak, Blair ya había recibido la paliza de una caída de su popularidad, la mayor revuelta en su gobernante Partido Laborista, la renuncia de tres ministros y las críticas de quienes lo catalogaban de "perrito faldero" del presidente George W. Bush. Ahora que su pesadilla diplomática se ha vuelto realidad -la falta de una segunda resolución de la ONU que le suministrara la cobertura del consenso internacional- Blair enfrenta el momento más precario de sus 6 años como primer ministro. El pueblo británico, que desconfía del presidente de EE. UU. y prefiere las acciones multilaterales, manifestó su descontento por el apoyo inquebrantable a la línea dura de Washington. Ese sentimiento se atenuó una vez que las tropas fueron al ataque. Las encuestas mostraron un incremento del respaldo a la guerra desde un tercio a la mitad de la población, cuando muchos se tragaron sus dudas y apoyaron a las tropas a pesar de las primeras bajas, que llegaron con la muerte de ocho británicos al estrellarse un helicóptero. Las apasionadas intervenciones de Blair en el Parlamento y el patriotismo de la prensa ayudaron. "En el corto plazo, la primera semana o un poco más, Blair no enfrentará grandes dificultades, ya que tanto la opinión pública como el parlamento apoyan a las tropas", dijo el analista político y encuestador Peter Kellner. Después, sus perspectivas dependerán del curso de la guerra. El escenario ideal para Blair es una rápida guerra, de no más de unas semanas. Preferiblemente, eso incluiría el derrocamiento de Saddam Hussein, un reducido número de muertos, el descubrimiento de armas ilegales para respaldar los argumentos contra Irak, la rápida reconstrucción de la vida civil y la ausencia de secuelas dolorosas o de ataques terroristas. En el otro extremo, el "escenario de pesadilla" para Blair es una larga y complicada guerra. (Reuters)
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